Las crisis económicas, o de cualquier tipo, siempre castigan en mayor medida a las personas más vulnerables. La crisis inflacionaria, devenida de la guerra de Ucrania y del encarecimiento de la energía, no iba a ser diferente y ha golpeado especialmente a los estratos económicos más bajos de la sociedad. Un total de 1,6 millones de hogares, uno de cada diez, ni siquiera pudo cubrir los gastos esenciales en 2022 con su renta total. Un aumento con respecto a 2020, del 7% al 9%, que evidencia que, mientras grandes empresas financieras y energéticas disparaban sus beneficios, muchos hogares no podían costearse ni lo básico.

Los datos que emanan del informe publicado este jueves por el Banco de España exponen la terrible situación atravesada por millones de hogares el pasado año. “Los hogares con menor renta tienen una posición más vulnerable frente al aumento de la inflación por la composición de su cesta de consumo y su menor capacidad de ahorro”, confirma el organismo auditor. La vida ya era compleja para estas familias antes de la crisis, simplemente se ha agravado aún más, a consecuencia de avance de la inflación y de las subidas desmedidas de los tipos de interés.

“Gastos en alimentación, suministros, alquiler de la vivienda principal y servicio de la deuda” son los esenciales, lo mínimo, que el Banco de España refleja que muchas personas no pueden costearse con su renta bruta total. No obstante, existen hogares que atraviesa una mayor situación de fragilidad, aquello que ni recurriendo a depósitos pueden hacer frente a estos gastos. Estos se han incrementado del 3,4% al 4,1% en dos años, según apunta el organismo. El porcentaje se eleva entre el quintil más bajo de renta, pasando a ser el 17% del total de este subgrupo.

Además, estos hogares sufren ahora una mayor dificultad a la hora de devolver sus préstamos solicitados, al no contar con renta. Si bien los créditos dudosos a hogares continuaron descendiendo en los últimos trimestres, con una caída interanual en marzo del 22,5% y un retroceso generalizado por categorías (vivienda, consumo y empresarios individuales); los préstamos en vigilancia especial repuntaron desde finales del año pasado, con un crecimiento de un 18% interanual en marzo de 2023. El aumento afectó tanto al crédito para adquisición de vivienda como, en mayor medida, al crédito al consumo.

La rentabilidad de las empresas crece

Por el contrario, la rentabilidad de las empresas se situaría, en la mayoría de las ramas, en niveles superiores a los de antes de la pandemia, a pesar de que los mayores costes del servicio de la deuda estarían frenando el crecimiento de los beneficios empresariales. La proporción de empresas financieramente vulnerables habría continuado descendiendo y no se aprecian señales de un deterioro significativo de la calidad crediticia de las empresas. Así, los préstamos dudosos y en vigilancia especial de este sector han continuado descendiendo durante los últimos meses.

No obstante, coincidiendo con el endurecimiento de la política monetaria del BCE, se observó un aumento en el porcentaje de empresas con dificultades de acceso al crédito. Este porcentaje se habría situado por encima del 11% en la última ola, que cubre el período comprendido entre octubre de 2022 y marzo de 2023, y se habría colocado, así, en niveles máximos desde 2016. Los resultados confirman que existen mayores dificultades de acceso al crédito para las empresas de menor tamaño, las más jóvenes y las más vulnerables.

Recomendaciones

Por este motivo, el Banco de España pide evitar medidas universales que no atienden a nivel de renta y recomienda “la introducción de medidas de política económica focalizadas en apoyar a este colectivo”. “La mayor vulnerabilidad de los hogares con menores ingresos ante el escenario inflacionista y de mayores tipos de interés”, lo que parece evidenciar que bajadas de impuestos masivas o la creación de herencias universales acaban relegando, nuevamente, a las clases trabajadoras.

“Las ayudas desplegadas en forma de transferencias de renta a los hogares con rentas bajas, el incremento puntual de las pensiones no contributivas o la introducción del ingreso mínimo vital”, son algunos de los ejemplos que pone el organismo. No obstante, atendiendo a que la única fuente de ingresos de la mayoría de hogares españoles procede de los salarios obtenidos por el desempeño de su actividad profesional, el aumento de los sueldos parece una necesidad irremplazable por ayudas, sino más bien necesariamente complementaria.