Se prevé que 2019 sea un año de frenazo económico mundial. Pero no para España. Según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), España en 2019 será de los países desarrollados que crezcan. Y a un ritmo superior que Austria, Noruega, Canadá, Dinamarca, Alemania y Suiza. También lo han afirmado los gabinetes de estudios del BBVA, Santander y Telefónica. Todos prevén que que sigamos creciendo -y no a mal rtimo- durante este año, en el que las economías de nuestro alrededor van a echar el freno. Y en el que se prevén subidas de tipos de interés, convulsiones provocadas por el bréxit y un incierto desarollo de la guerra comercial entre EEUU y China. Lo cierto es que, pese a las declaraciones de Pablo Casado y Albert Rivera, la economía española no está destruyendo empleos, ni su actividad está bajando. 

Lo que va bien

La prima de riesgo española está nuevamente por debajo de los 100 puntos por segunda vez en seis meses. Las cifras más bajas desde el año 2010. Esto quiere decir que la economía española se percibe como segura y que los inversores consideran la deuda pública española como un lugar seguro para sus ahorros. Pero hay más, la deuda que emite el Estado es tan demandada que España se puede permitir pagar menos intereses por ella, el bono español a 10 años está a mínimos históricos. Todo ello indica que nuestra economía se percibe como más segura que las de alrededor. 

El IBEX ha comenzado 2019 dispuesto a recuperar sus cifras anteriores a la crisis económica, enero ha batido los récords de turismo extranjero, las multinacionales españolas gozan de buena salud y los bancos, normalmente prudentes y cada vez más apolíticos, prevén crecimiento sostenido en este año

Lo que va mal 

Los buenos datos de la economía no quieren decir que no existan problemas, pero estos problemas son de un tipo que hace que la derecha no quiera hablar de ellos. El crecimiento económico durante los años del gobierno del PP se basaron en lo que Luis de Guindos llamaba "vientos de cola": bajo precio de la energía, bajos tipos de interés en Europa y turismo. A la vez se hizo una reforma laboral que supuso una pérdida de poder adquisitivo para la inmensa mayoría de los trabajadores y se precarizó el empleo de tal manera que los empresarios tienen más incentivos para despedir trabajadores que para mejorar la productividad de sus negocios. El paro en España es anormalmente alto para un país de nuestro tamaño y riqueza y, sin embargo, no se ha hecho nada por resolverlo hasta la llegada de Pedro Sánchez. Tampoco se quiso tener en cuenta que en España los sueldos son anormalmente bajos tras varios años seguidos de recuperación económica; esto, aparte de las consideraciones éticas, supone echar el freno de mano a la demanda interna. Si los trabajadores españoles no tienen para consumir, nuestra economía no tiene para crecer. Ha tenido que ser en el último momento y vía decreto -pues PP y Ciudadanos lo bloqueaban- que se subiera el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a 900 euros

También somos un país con unos niveles de desigualdad preocupantes debido a que los presupuestos de Rajoy y Montoro recortaban impuestos a los ricos mientras recortaban servicios públicos a todos. Sin una recaudación pública eficaz y sin una inyección suficiente de dinero público en forma de servicios y Estado de Bienestar, la economía española no terminará de crecer a todo su potencial y seremos más vulnerables a cualquier crisis internacional. 

Lo que no quieren resolver

El rechazo a los Presupuestos Generales del Estado por parte de las derechas supone alargar la posición de vulnerabilidad en la que nos dejó la política de parches y vientos de cola de Montoro y De Guindos. Unos PGE que no se han llegado ni a discutir y que nos dejan prorrogando los de 2018, alargando la solución a problemas que no se pueden abordar vía decreto-ley, como asegurar el sistema de pensiones, mejorar la eficiencia de nuestros impuestos, invertir en I+D o poner en marcha política activas de empleo que ayuden a acabar con los altos niveles de paro estructurales de España. 

El paro nunca ha dejado de liderar las preocupaciones de los españoles pero no es el tema económico que se quiera abordar en serio por quienes predicen la catástrofe.