En uno de los que seguramente sean sus últimos actos como consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez ha trasaldado una imagen de serena satisfacción: "Consideramos que estamos por encima de muchos de nuestros objetivos para 2018, aún sin haber acabado el año" El Santander, impulsado por España y Brasil, ha crecido por encima sus objetivos previstos y, tras la fusión con el moribundo Banco Popular, creen que por fin se comienzan a notar las "sinérgias". Además, destacan, la calidad crediticia ha mejorado mucho, no sólo en España, sino en el mundo. "Al menos", reflexiona Álvarez, "en el mundo donde nosotros operamos". El futuro vicepresidente del Santander no prevé cambios significativos en la situación económica de aquí a finales de año -lo que no denota inquietud acerca de la decisión que el Supremo tiene pendiente acerca de las hipotecas-, por lo que mantienen sus previsiones con optimismo. 

La incertidumbre con las hipotecas

Preguntado, precisamente acerca de qué esperan sobre la decisión del Tribunal Supremo sobre quién ha de pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados de las hipotecas, ha negado que la entidad tenga ninguna clase de inquietud: "Espero que a partir del lunes todos sepamos a qué atenernos: la administración de Hacienda de las CCAA, bancos, clientes y sistema judicial" Aunque, en línea con el resto de la banca, añadió: "No veo razón para la retroactividad, porque nosotros nos hemos limitado a cumplir un reglamento. Si a futuro se decide que el sujeto pasivo sean los bancos, veremos si este coste extra se traslada a los clientes y en qué medida, dependiendo de la competencia".

Álvarez se ha centrado en la necesidad de seguridad jurídica,  especialmente cuando se trata de las hipotecas: "Cuando uno presta a 25 años, no puedes exponerte a revisiones permanentes hacia atrás. Si hay un mercado que ha funcionado bien en España es el mercado hipotecario, con hipotecas baratas y un mercado fuerte, sano. No creo que haya mucho que arreglar. Me gustaría que tuviéramos un marco seguro y con con contratos claros, a los que pondremos el precio que consideremos adecuado".

También ha negado que el Santander esté posponiendo la firma de hipotecas hasta que el Supremo tome una decisión definitva: "No estamos ralentizando las escrituras y no nos va a pasar nada por no firmar hipotecas en un periodo de 10 o 15 días". Una continuidad que define como responsabildad hacia el mercado: "Si paramos, estaríamos produciendo una disrupción".

Álvarez también ha hecho balance desde su nombramiento como consejero delegado en 2002 hasta hoy: "No puedo más que estar contento. El Santander es una entidad de referencia en el mundo y creo que lo seguirá siendo en los próximos años".

El Santander, que completó su fusión con el Popular en Portugal en un fin de semana, aún tiene que hacer en España la integración operativa, que se hará en un plazo que estiman en seis o siete meses. Y una vez que ésta se complete, adiverte Álvarez, "se pensará en si se cierran oficinas o no y en qué número". La integración legal, ha explicado el directivo, ya está hecha en España y ha insistido que, a todos los efectos, los empleados del Popular son ya empleados del Santander.

Sobre las advertencias de los empresarios sobre una crisis en el horizonte, han querido ser cautos: "Si comparamos las expectativas desde principio de año hasta ahora", reflexiona Álvarez, "éstas se han deteriorado y estamos en un entorno en el que se aprecian signos de desaceleración. Lo recomendable es trabajar en actuaciones que generen confianza, para que las inversiones sigan llegando, pero la verdad es que el entorno afecta y se nota una cierta desaceleración que nos va a afectar".