Desde que en el pasado mes de junio la prima de riesgo superara , por primera vez en Democracia, los 600 puntos básicos  y el Gobierno de Rajoy viera como España estaba a punto de declararse en quiebra, el Banco Central Europeo activó el cortafuegos y una especie de calma tensa se instaló entre los depredadores financieros a la espera de novedades. El anuncio del BCE de que compraría de forma ilimitada deuda de países en apuros cuando estos lo solicitasen oficialmente supuso  enseñar el supercañón y Draghi no tuvo necesidad de hacer un solo disparo. Hasta ahora. La estrategia de Rajoy de ganar tiempo y dilatar todo  empieza a poner nervisoso a todo el mundo. De Guindos (y la economía española) se la juega con el Banco malo y de momento no le está saliendo demasiado bien. Mantener la incógina sobre la subida de las pensiones, las escalofriantes cifras del paro y los brotes verdes que solo ven Rajoy y sus ministros, aportan munición a los prestamistas internacionales.

Rodeados por los 'apaches'
La situación de la economía española se parece a la de un fuerte sitiado por los apaches o una ciudad medieval cercada por el ejército enemigo. En junio estuvieron a punto de caer las murallas (más bien empalizadas) pero el sonido lejano de la trompeta del 'Séptimo de Caballería' dirigido por Mario Draghi, hizo que los atacantes se replegaran. Ahora bien, no han levantado el campamento a la espera de comprobar si los sitiados mueren por inanición o el 'ejército de salvación' les suministra los víveres suficientes para que les perdonen la vida. Porque esos 'víveres' no serán para alimentar a los famélicos sitiados, sino para pagar las deudas con el ejército enemigo, de modo que según lleguen serán entregados fuera de las murallas; a cambio no habrá ataques. El problema es que el ejército de salvación exige pruebas de que el fuerte sitiado se comportará en el futuro con disciplina 'prusiana' y no confían en el general que está al frente.

Europa mete prisa
Mientres Merkel y los comisarios europeos cumplen el ritual diplomático y elogian públicamente las 'reformas' de Rajoy, en privado meten prisa a España y el ministro De Gunidos no para de recibir broncas. Quieren las cosas claras y Rajoy representa de todo menos claridad: ¿va a subir las pensiones? ¡ya se verá!, ¿va a pedir el rescate? ¡depende! El ministro de Economía tiene hoy una difícil papeleta en su comparecencia ante el Parlamento Europeo.

Banco malo y pensiones
En España nadie quería el "banco malo", ni políticos ni empresarios ni banqueros. Será un desastre para la economía del país y, sobre todo, es el ejemplo palmario de "socializar las pérdidas". La ruina de los bancos españoles en la burbuja inmobiliaria la pagaremos todos los españoles con nuestros impuestos. Pero la creación del banco malo, en la que De Guindos se juega la poca reputación que le queda, no está yendo bien. El Gobierno quería que en su mayoría fuera de capital privado y nadie quiere invertir. Se supo que los grandes bancos españoles no querían entrar y se supo que el Gobierno presionó/amenazó a Emilio Botín (Banco Santander) para que entrara. ¿Si un banquero tan listo para las negocios como Botín no quiere entrar, porque va a hacerlo un banquero o un fondo de inversión de Minesotta?

Y el tema de las pensiones cabrea, como ninguna otra cosa, a Ángela Merkel. Que Rajoy diga que las va a subir le parece una provocación que el español no se puede permitir, mejor dicho pagar. Y quiere que acelere la aplicaicón de la jubilación a los 67 años. No hay que olvidar que el PP votó en contra de la reforma de Zapatero y ahora Merkel quiere que Rajoy vaya más lejos. Difícil trago para Rajoy, aunque sabe que Rubalcaba aquí no tiene margen de maniobra, y si lo tiene no lo explotará.