El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este miércoles el dato de inflación del séptimo mes del año, adelantado el pasado 30 de julio, confirmando el ascenso de casi medio punto. El Índice de Precios de Consumo (IPC) cierra definitivamente el pasado mes ubicado en el 2,7%, cuatro décimas por encima de la tasa del 2,3% registrada en junio.
El organismo estadístico independientes señala como principales causas del ascenso al efecto base asociado a la caída del precio de la electricidad en julio de 2024, que este 2025 no se ha replicado, y al encarecimiento de los carburantes, aunque estos segundos han tenido una influencia menor. Parte de esta explicación también justifica que la inflación subyacente -aquella que no incluye los alimentos no elaborados ni la energía- se haya mantenido estabilizada en el 2,3%, incrementándose tan solo una décima.
La cesta de la compra, otro de los elementos que perturbó especialmente la economía de las familias, ha llevado una mejor senda, llegando incluso a que los alimentos no elaborados contribuyesen media décima a la baja. El aceite de oliva, por su parte, acumula ya un descenso del 50% desde el pico alcanzado en abril de 2024, en línea con los precios en origen que ya se sitúan al nivel de los de 2022, previo al último periodo de sequía.
Valoración positiva del Gobierno
Con todo, desde el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa destacan que “esta evolución de la inflación es compatible con un fuerte dinamismo de la economía española, que se mantiene como motor de crecimiento entre los principales países europeos”. La cartera liderada por Carlos Cuerpo hace alusión así a los últimos datos de PIB conocidos y señala el aporte en conjunto de los datos macroeconómicos.
“La estabilidad de los precios, el récord en creación de puestos de trabajo y las subidas de los salarios están permitiendo a las familias recuperar de forma progresiva su poder adquisitivo”, aseguran desde el departamento económico. No obstante, habrá que seguir esperando a que la traslación a la microeconomía se produzca de forma real. Asimismo, sin merma del disparatado precio de la vivienda, bien de primera necesidad que las familias no pueden eludir pagar, el leve incremento salarial y la reducción de la inflación tiene escaso efecto.