El Fondo Monetario Internacional (FMI) ve la luz al final del túnel y ha revisado al alza las previsiones de crecimiento mundial, hasta alcanzar el 2,9%. Si bien significaría una desaceleración en comparación con 2022 (3,4%), el organismo internacional descarta un crecimiento negativo que desemboque en una recesión global. A nivel europeo, España sigue ocupando la mejor posición con un crecimiento estimado del 1,1% para 2023 y un 2,4% para 2024. No obstante, las previsiones siguen estando por debajo de las realizadas por el Gobierno a pesar de que el organismo ya se ha visto obligado a rectificar tras el repunte de la economía española a finales del pasado año.

Para el conjunto de la eurozona, el FMI establece un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,7% en 2023, frente al 0,5% estimado previamente, y de un 1,6% el próximo año, dos décimas menos de lo anticipado en octubre. Las grandes economías también mejoran sus datos, pero se mantienen lejos de España. Alemania logrará crecer un 0,1% en 2023 y un 1,4% en 2024; Francia mantiene el avance del 0,7% este año y el 1,6% un año después. Italia, que es el país de estas cuatro economías que más mejora para este año, crecerá un 0,6% en 2023 y un 0,9% en 2024.

"La subida de las tasas de interés de los bancos centrales para combatir la inflación y la guerra de Rusia en Ucrania continúan lastrando la actividad económica", explica la entidad, para la que la reciente reapertura de China "ha desbrozado el camino para una recuperación más veloz de lo anticipado". A pesar de esta ligera mejoría de la previsión de crecimiento para 2023, la institución internacional ha advertido de que la expansión prevista se sitúa por debajo de la media histórica entre 2000 y 2019 del 3,8%. Así, para las economías más avanzadas, el FMI prevé un crecimiento del 1,2% en 2023 y del 1,4% en 2024.

Reducción de la inflación

"En la mayoría de las economías, ante la crisis del coste de vida, la prioridad sigue siendo lograr una desinflación sostenida", recomienda el FMI, que recuerda que el apoyo fiscal debe focalizarse mejor en los grupos más afectados por la crisis alimentaria y energética, retirándose las medidas de alivio fiscal generalizadas. "Aun así, el proceso de desinflación tomará tiempo", advierte el organismo, que avisa de que para 2024 los niveles medios de la inflación anual general y subyacente aún se situarán por encima de los niveles previos a la pandemia en el 82% y el 86% de las economías, respectivamente.

En este sentido, el FMI ve con buenos ojos las subidas de los tipos de interés acometidas por los bancos centrales, a pesar del encarecimiento del crédito y las hipotecas que esto supone, castigando en demasía a las familias y pymes más humildes. Obviando esta situación, el organismo anticipa que el endurecimiento de la política monetaria ejercerá un efecto de enfriamiento sobre la inflación, que descenderá a escala mundial del 6,9% en el cuarto trimestre de 2022 al 4,5% en el cuarto trimestre de 2023. En las economías avanzadas se proyecta que la inflación disminuirá del 7,3% en 2022 al 4,6% en 2023 y el 2,6% en 2024, por encima del objetivo fijado como meta en varios casos.