Ni la Bolsa española ni la prima de riesgo soberana han tirado cohetes de alegría pero no es difícil imaginar qué hubiera ocurrido si en Grecia hubieran triunfado los escapistas. El mal menor es lo más que de momento puede esperarse.

Se ha producido otra buena noticia el pasado fin de semana: la victoria por mayoría absoluta del Partido Socialista Francés en las elecciones parlamentarias.

No me alegro solo por simpatía ideológica sino sobre todo porque se refuerza la opción que representa François Hollande en la Unión Europea.

El dirigente francés goza ahora de un fuerte consenso nacional a favor de una revisión de la política sostenida por Ángela Merkel.

Hollande tiene ahora más posibilidades de éxito en su  una apuesta por el crecimiento en la Unión sin por ello romper con una austeridad bien entendida, que no ataque a los derechos básicos de los ciudadanos, seña de identidad europea.

Grecia tiene que resolver aún algunas incógnitas, sobre todo la de la formación de un gobierno estable pero al menos ha quitado razones al movimiento de opinión que se ha ido calentando últimamente en Alemania a favor de expulsar a los griegos del euro.

De haber sido otro el resultado electoral se habría generado una reacción en cadena insoportable para la continuidad de la moneda común, el factor más importante hacía la idea de una Unión Política Europea.

Ahora Ángela Merkel, que proclama su fuerte convicción europeísta y de sostenimiento del euro y que está siendo presionada por Barak Obama tiene las manos más libres de cara a su opinión pública.

Ahora puede admitir alguna rectificación a su postura intransigente que puede meter a Europa, incluida Alemania en una profunda depresión.

Ya se observan algunos signos en esa dirección: el Gobierno alemán mantiene sus exigencias al griego respecto al celebre Memorando pero acepta renegociar los plazos.

Es esta – la cuestión de los plazos -  de gran importancia pues eliminaría el carácter de ultimátum al que se sometió al país heleno y que amenazaba con convertir la exigencia de rigor en rigor mortis.

Alemania está hablando ahora con un nuevo lenguaje cuyo alcance veremos próximamente. Grecia, por su parte,  tendrá que demostrar que ha aprendido la lección.

No hay que olvidar que Andonis Samarás, el ganador de las elecciones es del partido que falseó los datos fundamentales de la economía griega.

José García Abad es periodista y analista político