España es la única gran economía de Europa que carece de una estrategia nacional para el despliegue de la cadena de tecnologías destinadas a la reducción de emisiones de CO₂ (CCUS). Además, existen barreras regulatorias tanto a nivel estatal como europeo, que impiden que los proyectos españoles accedan a todos los fondos disponibles de la Comisión Europea. Esto supone una pérdida de competitividad para las industrias de difícil descarbonización y conlleva un riesgo de desindustrialización para nuestro país.
Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘Gestión del CO₂ atmosférico, una introducción a las tecnologías’, presentado hoy por Fundación Naturgy y elaborado por el catedrático emérito de la Universidad de Barcelona, Mariano Marzo. En dicho documento se analizan las principales tecnologías para la captura, utilización y almacenamiento de carbono, subrayando su papel en la transición energética y su capacidad para contribuir a la descarbonización del sector industrial. Asimismo, se detallan sus beneficios climáticos, el grado de desarrollo actual y sus perspectivas de implementación según el contexto geográfico.
Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), alcanzar los objetivos del Acuerdo de París requerirá capturar entre 7.000 y 14.000 millones de toneladas de CO₂ anualmente hasta 2050, por lo que estas tecnologías serán esenciales en la lucha contra el cambio climático, especialmente en los sectores donde la reducción de emisiones es más complicada desde el punto de vista técnico.
El estudio concluye que la transición energética global no será viable sin un despliegue masivo de tecnologías capaces de capturar, reutilizar o almacenar CO₂. El documento identifica la cadena de tecnologías CCUS como una herramienta clave en los sectores industriales difíciles de descarbonizar, y como complemento para la producción de hidrógeno y combustibles de baja huella de carbono.
La necesaria neutralidad tecnológica
La transición energética exige un gran pacto global, basado en la ciencia y la tecnología, que involucre a gobiernos, entidades financieras, inversores, empresas y a todos los sectores sociales y ciudadanos comprometidos con la lucha climática. En este proceso, la innovación es un pilar fundamental. Sin avances tecnológicos disruptivos, escalables y asequibles, no se logrará la neutralidad en emisiones a mediados de siglo.
Por ello, los autores del informe recalcan que para evitar los impactos más graves del cambio climático, es necesario utilizar todas las tecnologías disponibles actualmente, además de fomentar el desarrollo de otras nuevas. En este contexto, los principales organismos internacionales del clima y la energía otorgan un papel crucial a la denominada “gestión del carbono”. Esta abarca tanto las tecnologías para reducir las emisiones actuales como aquellas que permiten la eliminación del CO₂ ya acumulado en la atmósfera.
El informe destaca tres grandes cadenas tecnológicas con alto potencial de mitigación climática: las tradicionales CCUS, las BECCUS (que combinan bioenergía con captura y uso o almacenamiento del carbono), y la DACCUS, que permite extraer directamente el CO₂ del aire. A pesar de su potencial, el estudio señala que estas soluciones todavía enfrentan barreras económicas que dificultan su despliegue a corto plazo.
En el caso de Europa, el documento pone en valor su avance en el desarrollo de estas soluciones. Aunque América del Norte concentra hoy más de la mitad de la capacidad operativa global de captura de CO₂, su ritmo de expansión es inferior al de Europa, que prevé multiplicar por 43 su capacidad total entre 2024 y 2030.
Para España, el informe subraya el importante potencial geológico y técnico del país, lo que lo convierte en un lugar idóneo para establecer una estrategia nacional basada en estas tecnologías.
Durante la presentación del documento, Mariano Marzo, catedrático emérito de la Universidad de Barcelona, ha afirmado: “Ya hemos superado el límite de CO₂ en la atmósfera y los efectos del cambio climático nos exigen actuar con urgencia. Debemos reducir las emisiones y eliminar parte del CO₂ acumulado con soluciones, tanto naturales como tecnológicas, con CCUS y BECCUS. Estas tecnologías permiten capturar y almacenar el CO₂, siendo esto clave para los sectores industriales difíciles de descarbonizar”. Asimismo, Marzo ha añadido: “Aunque no será fácil llegar a 2050 con cero emisiones netas, especialmente con un 60% de combustibles fósiles aún en el mix energético mundial, cuanto más avancemos en su adopción, más cerca estaremos del objetivo. Es fundamental que las administraciones apoyen a quienes ya están actuando y que se trabaje en un plan estratégico para el país”.
Mariano Marzo durante la presentación del informe. Fundación Naturgy
Tras la presentación, se celebró un coloquio moderado por Rubén Esteller, director adjunto de El Economista, con la participación de Pedro Mora, presidente de la Plataforma Tecnológica Española del CO₂, y Esperanza Montero, manager de Relaciones Gubernamentales para el Sur de Europa de Carburos Metálicos (grupo Air Products).
Sobre la necesidad de una estrategia clara, Pedro Mora ha señalado: “Para implantar tecnologías de captura y almacenamiento de CO₂, España necesita una estrategia de país, como ya está haciendo la Unión Europea. Alrededor del 15% de nuestras emisiones requieren de estas tecnologías, pero somos la única gran economía europea sin una hoja de ruta clara”. Y ha añadido: “No basta con buscar la neutralidad, debemos aspirar a la negatividad, reduciendo emisiones y capturando lo que no se pueda evitar. Recuperar la industria, contar con soluciones autóctonas y gestionar bien nuestras renovables es esencial para una transición energética sostenible”.
Por su parte, Esperanza Montero ha recalcado la necesidad de una estrategia bien definida: “Poner las plantas de producción cerca de donde se captura y almacena el gas es fundamental. Esto hará que se aumente la competitividad industrial y económica". Y ha recordado: “Si queremos seguir manteniendo la competitividad, tenemos que usar los productos de aquí y no los de fuera porque son más baratos”.
Durante la apertura del evento, Rafael Villaseca, presidente de Fundación Naturgy, también destacó: “Capturar, tratar y retirar el CO₂ con tecnologías eficaces es clave para alcanzar el objetivo de cero emisiones para 2050. Sin embargo, seguimos emitiendo cantidades enormes a nivel mundial, y los esfuerzos por retirarlo aún son irrelevantes. Llegar a 2050 será muy complicado si no aceleramos el desarrollo y despliegue de soluciones reales”.
Rafael Villaseca durante la apertura de la jornada. Fundación Naturgy