Aena ha acumulado un beneficio neto de 1.139 millones de euros hasta septiembre, un 71,3% más en lo que va de año en un ejercicio marcado por su guerra con Iberia. De cara al futuro, el gestor de los aeropuertos españoles prevé cerrar el año con una recuperación total de los niveles prepandemia y superar, incluso, en un 102% el tráfico aeroportuario de 2019, el año previo a la irrupción de la pandemia de coronavirus a nivel mundial, llegando a dar servicio a alrededor de 280 millones de pasajeros en las infraestructuras repartidas por todo el país al cierre del año. 

El beneficio de Aena en los nueve primeros meses del año, por encima de los 1.000 millones de euros, supera la cantidad obtenida en 2022, con 664,7 millones de euros; pero también la del último año prepandemia, 2019, con un beneficio de 1.114,2 millones de euros a nivel anual. Los ingresos consolidados de Aena han aumentado un 19,9% hasta septiembre, hasta alcanzar los 3.779,1 millones de euros, mientras que las ventas totales de las actividades comerciales superan ya los niveles prepandemia en un 15,6%.

El mercado ha recibido los resultados acumulados de Aena con subidas de la acción, de alrededor del 1,5% en los primeros momentos de la sesión, para cotizar alrededor de los 140 euros por acción. Un fuerte repunte de la acción en la apertura bursátil que deja constancia de la recuperación del negocio prepandemia del gestor de los aeropuertos españoles.

Según el balance financiero presentado por la cotizada ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a primera hora de este jueves, el resultado bruto de explotación (EBITDA) de Aena ha ascendido hasta los 2.113,6 millones de euros en el periodo comprendido entre enero y septiembre, con un margen del 55,9%. Un resultado que supone un crecimiento del 38,8% respecto al mismo periodo de 2022 aunque todavía ligeramente inferior al EBITDA registrado en los primeros nueve meses de 2019. Al cierre de este 2023, la compañía prevé alcanzar un EBITDA consolidado superior a los 2.700 millones de euros con un margen de EBITDA superior al 56%, tal y como consta en sus cuentas financieras acumuladas hasta septiembre. 

Aena impulsa su internacionalización

Aena no solo es responsable de las infraestructuras aeroportuarias españolas, sino que también controla los aeropuertos de Londres-Luton y del nordeste de Brasil. En el último año, la compañía ha incluido tres nuevos aeropuertos brasileños a su cartera, en concreto los centros operativos de Congonhas–Sao Paulo, Campo Grande y Uberlandia. La cotizada ha impulsado su presencia internacional en el país latinoamericano y cuenta ya con la gestión de once aeropuertos al norte del país, con una concesión otorgada para los próximos 30 años, con la posibilidad incluso de ampliarla en cinco años más. 

En total, el tráfico de pasajeros en los centros operativos gestionados por la compañía crece un 17,4% hasta septiembre frente a los nueve primeros meses de 2022, hasta los 240 millones de pasajeros, lo que implica una recuperación total del tráfico prepandemia. Solo en España, el tráfico hasta septiembre alcanza los 216,6 millones de pasajeros, un 17,6% más que en el mismo periodo de 2022. 

No obstante, la cotizada reconoce en sus cuentas hasta septiembre que el negocio regulado se ha visto parcialmente frenado por el hecho de no recuperar en las tarifas aeroportuarias los fuertes incrementos de costes de la prestación de los servicios aeroportuarios desde 2022, uno de los principales escollos entre la guerra que mantienen a día de hoy el gestor de los aeropuertos españoles y las aerolíneas que operan en ellos.

En términos puramente financieros, la deuda financiera neta contable consolidada de Aena ha cerrado septiembre en los 6.364,8 millones de euros, disminuyendo la ratio de deuda financiera neta sobre EBITDA del grupo consolidado a 2,38 veces, frente a las tres veces registradas a 31 de diciembre de 2022. Asimismo, el efectivo neto generado por las actividades de explotación ha alcanzado los 1.904,2 millones de euros, frente a los 1.558,3 millones del mismo periodo de 2022.

Guerra abierta entre Aena e Iberia

Más allá de las cuentas financieras presentadas por Aena este jueves, el responsable de las infraestructuras aeroportuarias españolas es uno de los protagonistas de la actualidad empresarial por su guerra con las aerolíneas que operan en sus espacios y, especialmente, con Iberia, que ha perdido gran parte de las líneas que ha operado habitualmente en los centros en manos de Aena.

A finales de septiembre, Aena celebraba el mayor concurso de licencias para la gestión de los aeropuertos españoles de su historia. Un concurso de handling que terminó con un reparto de licencias de asistencia en tierra de los aeropuertos españoles con un resultado insatisfactorio para Iberia, la aerolínea española y filial del grupo internacional IAG. Iberia Airport Services mostró “su perplejidad ante la decisión de Aena” y advirtió ya de que iniciaría “todos los trámites necesarios” para la revisión de las puntuaciones del concurso en aquellos aeropuertos españoles en los que ha perdido el contrato. La empresa española amenazaba directamente a Aena con un mensaje en el que aeguraba que “ejercitará las acciones oportunas que le correspondan” tras conocer el resultado del concurso de Aena a finales de septiembre.

Y es que Iberia ha perdido el contrato en plazas claves del transporte aéreo nacional como son los aeropuertos de Barcelona, Mallorca, Málaga, Alicante, Gran Canaria, Tenerife Sur, Ibiza y Bilbao, manteniéndose solo en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas entre los grandes centros. Un papel clave que la aerolínea española ha jugado históricamente en el transporte aéreo nacional. El concurso de handling terminó con las licencias divididas entre tres grandes grupos empresariales, Iberia, Aviapartner y Groundforce (esta última propiedad de Globalia y matriz de Air Europa), con Iberia y Globalia como las principales ganadoras del concurso, con 29 y 12 aeropuertos respectivamente en sus manos. No obstante, los aeropuertos que ha conseguido Iberia tras el concurso le dejan en un papel más que secundario frente a la competencia en el sector.