España es uno de los países que señala el informe Evasión fiscal global 2024, un proyecto elaborado por el Observatorio Fiscal de la Unión Europea, y en el que se desgrana, país por país, los datos sobre evasión y elusión fiscal.

Esta entidad europea propone en su estudio una tasa para los ultrarricos que recaude, al año, 200.000 millones de euros. En este sentido, con especial atención a España, en 2019 se dejó de ingresar unos 4.500 millones de euros por el destino de beneficios de las empresas multinacionales.

Ahora, este año, según el informe, la riqueza de los residentes españoles en paraísos fiscales -conocidos como territorios offshore- ha marcado récords con 140.000 millones de euros, la cifra más alta en veinte años. Todo ello pese a que ha bajado el porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) entorno a cinco puntos entre 2001 y 2022.

Intercambio de información bancaria entre países

Uno de los puntos que ha supuesto un cambio relevante en clave positiva en este aspecto ha sido el intercambio automático de información bancaria entre países. Este método lleva aplicándose desde 2017 y ha permitido reflejar miles de millones de dinero oculto en paraísos fiscales y, por ende, ayudar a que las grandes fortunas no evadieran impuestos.

No obstante, pese a los claros avances, hay dos puntos por los que la evasión fiscal extraterritorial aún tiene vías de escape para mantenerse a flote. Por un lado, se pueden poseer activos financieros que no tienen por qué reflejarse en la declaración, bien por incumplimiento de las instituciones financieras o por limitaciones en el intercambio. Por otro, como segunda clave al respecto, no todos estos activos están cubiertos por el intercambio de información, ya que las personas que tienen parte de su capital en offshore podrían haberlas trasladado a activos no vigilados.

A la contra, ha sido en el volumen de activos financieros registrados en paraísos fiscales en el extranjero donde no se han notado variaciones drásticas. En lo que concierne a España, Suiza ha dejado de ser uno de los principales países de destino de estos grandes capitales, llegando a recibir un 20% a diferencia de que, años atrás, era receptora de cerca de la mitad del total.

Este cambio de tendencia se dejó entrever a partir de la pandemia de coronavirus, creciendo así los movimientos hacia Luxemburgo o Países Bajos, en pleno corazón europeo. Del lado emisor, los líderes son China, Estados Unidos y el Reino Unido, con más de un billón cada uno.

El déficit fiscal de los ultrarricos

El Observatorio Fiscal de la UE también se hace eco así del patrimonio de los ultrarricos. El llamado déficit fiscal de aquellas rentas mayores a los mil millones de euros se ha multiplicado en los últimos 25 años por tres. Los investigadores del estudio señalan que el tipo efectivo se mueve hasta el 0,5% por los instrumentos de las sociedades patrimoniales.

Este cúmulo de riqueza vendría de personalidades conocidas mundialmente por su gran magnitud de patrimonio: desde Elon Musk a Bill Gates, entre otros, pasando por otras personalidades europeas y asiáticas. En el caso de que se llegase a aplicar un mínimo impuesto del 2% a nivel global para estas grandes fortunas abordaría la evasión fiscal y, por ende, generaría casi 250.000 millones de dólares.

Uno de los principales motivos por el que los milmillonarios suelen tener tipos impositivos efectivos de carácter bajo es porque en muchos países pueden usar sociedades patrimoniales personales para evitar el impuesto a la renta, es decir, en aquellas zonas que suponen un vacío entre la evasión y elusión de impuestos.

El papel de las multinacionales

En este marco no sólo ejecutan un importante peso las milmillonarias fortunas globales, sino también las empresas multinacionales. Resulta que en torno a un 36% de los beneficios de un país que las multinacionales obtienen fuera del mismo son trasladados a refugios fiscales cada año, lo que se traduce en un agujero en las recaudaciones nacionales.

Las diferencias en la Unión Europea están servidas, perdiendo, en conjunto, cerca del 20% de la recaudación en sociedades. Ejemplo de ello son Alemania y Reino Unido, con un 26% y 25%, respectivamente, seguidos de Hungría y Letonia. En el caso de España, se sitúa en el 16%, por encima de países vecinos como Francia, Italia o Suecia, también por encima del 10%.

En aras de que el impuesto mínimo del 15% a las multinacionales resulte efectivo, el Observatorio propone eliminar “las lagunas jurídicas” y elevarlo al 25% para fomentar la competitividad fiscal, lo que ayudaría a elevar la recaudación hasta los 713.000 millones de dólares si todos los países lo llevan a la práctica.

Entre otras ideas menores planteadas sobre la mesa, el informe también refleja que se podrían aplicar medidas de carácter unilateral para recaudar parte del déficit fiscal de las multinacionales y milmillonarios, siempre y cuando, en un escenario en el que los acuerdos internacionales no den sus frutos. Además, también aplicar normas para crear un Registro Global de Activos para luchar contra la evasión fiscal.