El pasado mes de abril, Nadia Calviño anunció desde Washington la creación de un observatorio de márgenes empresariales destinado a mantener la competencia “efectiva” del mercado y garantizar una distribución “adecuada” de las rentas. La cartera encargada de coger los mandos de este órgano auditor será la de Asuntos Económicos y Transformación Digital, como ya adelantó la propia ministra y han ratificado fuentes ministeriales a ElPlural.com. Por el momento no se conocen novedades sobre su funcionamiento, pero ya se está ultimando la construcción y lanzamiento del observatorio. La también vicepresidenta primera ya defendió en su momento la creación de este nuevo órgano.

“Institucionalizará y dará seguimiento a los trabajos de análisis que viene realizando el Banco de España y aprovechará y utilizará los datos y las estadísticas de esta institución, del Ministerio de Hacienda y del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre otros”, apuntaba. La última fase de definición del observatorio, a punto de concluir, es precisamente la relacionada con la coordinación con las dos instituciones en las que Calviño ha decidido apoyarse. Para la máxima responsable de Economía del Gobierno “lograr una mayor transparencia y calidad de la información es fundamental”; sin embargo, la noticia no ha sido recibida de igual manera entre los agentes sociales.

Desde el ámbito empresarial el rechazo es contundente. “Las empresas tienen que ganar dinero”, reaccionaba Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). El líder de la patronal caracterizó el observatorio como una herramienta de intervencionismo nada más conocer su posible definición y aseguró que el apoyo de las organizaciones empresariales está totalmente descartado. Al respecto, el empresario vasco defiende el papel de las empresas y denuncia que “tiene poco sentido” la definición de “un impuesto a la carta precisamente que va en contra de la robustez financiera".

Si la economía funciona es porque funcionan las empresas”, defiende fehacientemente el líder de los empresarios, argumento que no comparten los sindicatos. Las organizaciones sindicales han dejado claro que desde su espectro se ve con buenos ojos la definición de un observatorio que, de una vez por todas, vigile y aporte transparencia sobre los beneficios empresariales. “Es una buena iniciativa”, ha defendido en reiteradas ocasiones Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras (CCOO). Comprensible este apoyo, ya que, este órgano es una de las peticiones realizadas por el sindicato que lidera para dinamizar y presionar en la negociación colectiva con la patronal.

“Ahora debiera establecerse un indicador público sobre los resultados de las empresas incluidas en cada ámbito de convenio colectivo”, añadía, propuesta complementaria para determinar la progresión anual de los salarios atendiendo al avance de la inflación y los beneficios empresariales. “Transparencia en la información para un mejor reparto de la riqueza”, zanjaba Sordo. La propuesta de los sindicatos, en la que también se incluye UGT, busca presionar a la CEOE en una negociación que no consigue llegar a buen puerto, negociación en la que ahora podrá contar con el nuevo observatorio como baza.

Negociaciones paralizadas y conflicto candente

El estancamiento del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) no es algo nuevo. Este viernes se cumple justamente un año desde que la patronal abandonó la mesa de diálogo construida para mantener este diálogo en torno a la progresión de los salarios y, desde entonces, no ha vuelto a sentarse. Las peticiones de retornar al diálogo han llegado a la CEOE desde los sindicatos y desde el Gobierno, pero los empresarios han ido declinando las invitaciones y alargando la posibilidad de alcanzar un acuerdo.

El acuerdo no está cerca. Las pretensiones de los sindicatos, no tan solo de subidas salariales, sino de incluir una cláusula de revisión salarial, parecen hacer insalvables las diferencias para las organizaciones empresariales. UGT y CCOO no tienen la intención de ceder y ya han advertido de que habrá un “otoño caliente” si no se recuperan las negociaciones. ““Le decimos a la CEOE, si no hay un acuerdo vamos a promover la movilización y se sabe por donde se empieza y luego no se sabe lo que prende en la sociedad”, advertía Sordo en los actos previos a la celebración del Día del Trabajador.

CEOE sabrá que escenario quiere para la segunda parte del año, como quiere afrontar el proceso electoral y tendrá que saber si en los procesos de inversión que tienen que realizar las empresas quieren una negociación colectiva ordenada o desordenada”, añadía, dejando entrever que la pelota está en el tejado empresarial. No obstante, como en otros muchos ámbitos, la proximidad de las elecciones parece haber inundado también este aspecto y los trabajadores tendrán que esperar a volver a convertirse en prioridad más allá de lo que pueda otorgar rédito electoral.