Son recurrentes las historias de familias que deciden abandonar la gran ciudad en busca de la naturaleza y tranquilidad de pueblos medianos y pequeños en los que criar con mayor libertad a sus hijos. Una idea que ha venido reforzada por la pandemia del Covid-19 y la posibilidad de teletrabajar que supone, de hecho, la deslocalización del trabajador. Asimismo, también existen políticas de apoyo para crear nuevos negocios en el ámbito rural para evitar esa salida de población que año a año va a más.

El boom inmobiliario de comienzos de este milenio llegó a todos los rincones del país. Pero tras la explosión de la burbuja generada por un crédito fácil, abundante y barato, se ha producido una ruptura total en el mercado inmobiliario. Madrid, Barcelona, las islas y distintas zonas costeras han recuperado los niveles máximos del boom, mientras que en la España interior se ha vuelto a niveles precios a la explosión de precios.

La crisis financiera y económica de 2008 y la que atravesamos ahora mismo fruto de la pandemia se han encargado de hundir los precios. La razón se encuentra en la salida de población de esas poblaciones hacia núcleos más grandes, aumentando la oferta de pisos y casas. Situaciones que afectan, incluso, a poblaciones medianas y también a otras con gran valor paisajístico y ambiental donde el número de transacciones se ha congelado pese a los recortes de los precios.

Es posible encontrar construcciones nuevas de más de 200 metros cuadrados por debajo de los 100.000 euros, incluso algunas más antiguas pero también de tamaño notable con garaje y patios por alrededor de 60.000 euros. Toda una oportunidad para aquellos que deseen acercarse a la vida de los pueblos o que busquen un lugar para escapar en sus días libres. Ahora, con unos tipos de interés por los suelos y con precios tan bajos puede ser un momento idóneo para cumplir ese sueño rural.

Un reciente estudio de CaixaBank firmado por la doctora en Economía, Judit Montoriol-Garriga, divide España en cuatro zonas de acuerdo con la fortaleza de su mercado inmobiliario. Su estudio recoge solo datos de poblaciones con más de 25.000 habitantes, por lo que aquellos de poblaciones más pequeñas sufren con mayor crudeza la falta de mejoría en sus precios. A la cabeza se sitúan Madrid, Barcelona, Islas Baleares, Málaga, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas que lideran la recuperación del mercado inmobiliario. En ellas, el precio de la vivienda empezó a recuperarse antes y ha crecido con más vigor (27,8% entre el 1T 2014 y el 3T 2019, muy por encima del 12,3% nacional).

Les siguen provincias como Cádiz, Granada, Sevilla, Zaragoza, Valladolid, Guadalajara, Gerona, Tarragona, Alicante, Valencia, Cáceres, La Coruña y Navarra. La recuperación tardó algo más en despertar y el crecimiento de los precios está siendo positivo pero más modesto (6,3% entre el 1T 2014 y el 3T 2019).

En tercera línea se concentra casi la mitad de las provincias españolas (Almería, Córdoba, Huelva, Huesca, Asturias, Cantabria, Burgos, Palencia, Salamanca, Albacete, Toledo, Lérida, Castellón, Badajoz, Lugo, Orense, Pontevedra, Murcia, Álava, Guipúzcoa y La Rioja). “Se trata de un grupo bastante heterogéneo, formado por provincias que se incluyen en la denominada España vaciada y por otras que todavía están digiriendo los excesos del boom inmobiliario. En ellas el precio de la vivienda todavía está muy cerca del mínimo, pero llevan unos trimestres anotando tasas de crecimiento positivas”, explica la experta de Caixabank.

Por último, Jaén, Teruel, Ávila, León, Segovia, Soria, Zamora, Ciudad Real, Cuenca y Vizcaya cuyos precios se encuentran en su valor mínimo o muy cerca de él.

Unas oportunidades de disfrute más que de inversión, dadas las numerosas incógnitas que rodean al mundo rural en el nuevo escenario económico, que se pueden consultar fácilmente en los distintos portales inmobiliarios que ponen con buen detalle de fotos y descripción los chollos de la España vaciada.