La gota que colma ese vaso llamado desencanto que los políticos –de uno y otro color– se empeñan en llenar cada día, pudo ser la noticia que ayer destapó los veintidós millones de euros que Luis Bárcenas guardó a buen recaudo en Suiza así como los sobresueldos que, presuntamente, pago en negro a varios altos miembros del partido.

Nadie en el PP ‘conoce’ a Bárcenas
La reacción del PP ha sido de consternación, caras serias, una consigna de ‘no me consta’ repetida por unos y otros como un mantra (ay esos asesores, cuan rápido trabajan y que poco originales son) y un distanciamiento con el que durante años fuera el responsable de las finanzas del partido y de quien ahora reniegan como Pedro hiciera con Jesucristo. Para los altos cargos del PP, Bárcenas dejó de existir hace tiempo –que cinismo– muy a pesar de que el ex tesorero mantenga, al menos hasta ayer, una especie de despacho en Génova 13 y entre y salga en la sede de los populares tantas veces como le apetezca.

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