La frase es de Alfonso Guerra, pero la hago mía también. La Constitución de 1978 está vigente en términos jurídicos e institucionales, pero el pacto que la hizo posible y que la ha sustentado políticamente durante estos 35 años ha quebrado.

La izquierda asumió la “libertad de empresa en el marco de la economía de mercado”, junto a la garantía pública de los derechos sociales y laborales. Los socialistas encajaron “las relaciones de cooperación con la Iglesia católica”, entendiendo asegurado el carácter aconfesional del Estado. Y tanto el PSOE como el PCE, partidos tradicionalmente republicanos, aceptaron la monarquía en aras del consenso general sobre nuestra forma de Estado.

Sin embargo, la magnitud de la crisis vigente y la hegemonía política e ideológica de las fuerzas conservadoras en toda Europa, están facilitando a la derecha española la aplicación de un conjunto de reformas drásticas que rompen de facto el gran pacto asociado a la aprobación de la Carta Magna.

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