Una persona con un disfraz de Batman se manifiesta contra el Mundial de fútbol Brasil 2014 en Río de Janeiro (Brasil). EFE



Fútbol contra pobreza. El Mundial de Brasil, que acaba de comenzar, no sólo es noticia por motivos deportivos, sino por el rechazo que ha generado entre una gran parte de la sociedad brasileña, un fenómeno que hasta ahora no se había producido en un acontecimiento de este tipo. Hinchas ávidos de goles y victorias compiten en popularidad con las algaradas de la gente de la calle, las protestas de los que les ha tocado jugar en el equipo del olvido y de la miseria.

La FIFA debe compartir su negocio
Es lo nunca visto, el pueblo se levanta contra el fútbol. Ante la situación que se está viviendo en Brasil el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, en declaraciones a ELPLURAL.COM, pide a la FIFA y a las federaciones, al deporte rey en general, que dé un paso adelante y sea solidario antes de que el asunto se le escape de las manos: “El propio fútbol debe repartir parte de los ingresos del Mundial con los más pobres y poner fin a la protesta social”.

6.700 millones de dólares en estadios
Las palabras de Esteban Ibarra tienen su fundamento en que el negocio de la Copa del Mundo de Brasil generará un beneficio al organizador, la FIFA, de 4.500 millones de dólares, cantidad que, en parte, con posterioridad se repartirá entre las federaciones nacionales. Simplemente la inversión en estadios ha ascendido a los 6.700 millones de dólares, unas tres veces más de lo que costó esta partida en los Mundiales de Sudáfrica y de Alemania. Ibarra llama la atención sobre “cómo es posible que un país con tantos problemas para organizar un Mundial haga un esfuerzo económico cuya inversión es de muy dudosa rentabilidad a medio y largo plazo, principalmente en lo que compete a las necesidades primarias de la población”.

Niños descalzos, como los futbolistas
La realidad que está viviendo en estos momentos Brasil nos presenta el contraste de que mientras unos multimillonarios ídolos de la afición se disputan gloria y dinero (si son campeones, los jugadores de la Roja se embolsarán más de 720.000 euros cada uno en primas, el doble que los de Alemania, Argentina, Francia e Italia), “al lado hay niños descalzos que no tienen nada para comer. Un Mundial no puede estar por encima del comer, la sanidad y el derecho a la educación. El fútbol es un deporte amado por la gente y tiene que devolver ese amor”.

Seguro que las declaraciones de Esteban Ibarra a ELPLURAL.COM no pasarán inadvertidas para los gobiernos del tercer mundo y para muchas organizaciones internacionales, como la ONU y UNICEF, empeñadas en erradicar, desde hace años, el hambre en todo el planeta. ¿Ángel María Villar, presidente de la Federación Española de Fútbol piensa lo que mismo que el presidente del Movimiento contra la Intolerancia? ¿Y la patronal de los clubes españoles, la LFP, también es partidaria de que el Real Madrid y el FC Barcelona y el resto de equipos de Primera y Segunda División, cedan una parte de sus ingresos y beneficios con los más pobres? Seguro que lo hacen. ¿No fardan tantos los presidentes de sus mágicas Fundaciones por todo el mundo y no paran de inaugurar escuelas de fútbol por medio mundo? ¡Que se lo pregunten a Florentino Pérez!