Unos dos millones de votos. Esta es la cantidad de sufragios independentistas que Esquerra y JxCat intentan atraer. Oriol Junqueras, desde la prisión de Estremera, y Carles Puigdemont desde los mitins por videoconferencia, apelan a este votante indepe. Por este motivo se han abierto las primeras grietas de una, hasta ahora, falsa unidad de acción.

No ha sido posible ni pactar unos puntos programáticos conjuntos, a pesar del anuncio de días antes de que ya estaba hecho. Aunque ambos piden la libertad de los encarcelados, el fin de la aplicación del 155 y el regreso a la Generalitat, cada uno  pone su particularidad.

Así, cuando ha llegado la campaña electoral cada uno ha elegido su propio camino. Puigdemont no se ahorra de pedir el voto independentista a su persona. Dice que si es ganador podrá volver a Cataluña. Parece que olvide que su libertad depende de un juez, el mismo que, hoy por hoy, mantiene en prisión a Junqueras.

Reacción de Esquerra

Por cierto, Junqueras, a través de un artículo a El Punt Avui, ha respondido de forma indirecta a Puigdemont y ha pedido una gran movilización de la ciudadanía el 21D y se ha mostrado convencido que una victoria independentista facilitará su salida de la prisión. "Seré el que la ciudadanía decida, consciente que si ganamos se lo pondréis mucho más difícil para mantenerme cerrado en la prisión e impedirme el ejercicio de unos derechos –y responsabilidades, las que sean- de los cuales no he sido privado por ninguna sentencia", dice Junqueras.

Desde Esquerra se han sublevado. Ha sido Carles Mundó, quien cada vez coge más protagonismo en detrimento de Marta Rovira, el que ha recordado que difícilmente Puigdemont podrá ejercer de presidente de la Generalitat desde Bruselas. A ERC no le ha gustado el uso de la manifestación del día 7 en Bruselas. Más que un acto unitario a favor de la libertad de los presos fue un acto de adhesión a Puigdemont, quien se paseó por las calles saludando los miles de catalanes, unos 45.000, que aprovechando el puente de la Constitución viajaron a la capital belga.

Mientras tanto ERC y JxCat se pelean para mantener el voto indepe de 2015, la CUP, la otra formación claramente soberanista, exige que para continuar hay que desobedecer las leyes españolas y aplicar la nonata ley de transitoriedad. Carles Riera, la cabeza de cartel cupaire, mantiene que "hay que construir la república desobedeciendo el 155 y aplicando la ley de transitoriedad para generar las leyes y decretos que llenando la república social". Por la CUP, a la vez de la desobediencia, hay que mantener la movilización popular y precisa que unos de los primeros decretos serían "la expropiación de pisos a los bancos y la socialización de los sectores fundamentales de la economía". La campaña de la CUP está centrada al marcar su perfil más social, pues el independentista ya lo tiene por supuesto.

No sólo el mundo soberanista está peleado durante la campaña. Cada uno busca el blindaje de sus votantes y arañar de los otros. Ciutadans se ha propuesto penetrar en el votante del PP, pues lo del PSC ya lo obtuvo ahora hace dos años. A pesar de todo, tanto Inés Arrimadas cómo Albert Rivera, gran protagonista de la campaña, no se ahorran críticas a los socialistas, sus principales adversarios. De momento, todas las encuestas dan que Ciutadans va por ante el PSC, pero los últimos sondeos también dan que la candidatura con más crecimiento es el PSC de Miquel Iceta. Arrimadas y Rivera basan su discurso en qué si la candidata es la presidenta se terminará el procés.

Políticas progresistas

Los socialistas catalanes, por su parte, centran su discurso de la primera semana en la reconciliación entre los catalanes y de los catalanes con los españoles. Además, Iceta hace hincapié en las políticas progresistas, como las que se hicieron durante el tripartito de los presidentes socialistas Pasqual Maragall y José Montilla. Este fin de semana, Iceta ha tenido el apoyo de Pedro Sánchez, pero también de Josep Borrell. Por el próximo fin de semana, el último de campaña, también está previsto que Sánchez haga campaña con Iceta. Además, el líder del PSC tendrá el apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero en el mitin central del próximo domingo al Fórum.

El candidato de los Comunes, Xavier Domènech, recibe los ataques continuos de Arrimadas, la cual lo acusa de querer hacer presidente a Junqueras. Posiblemente Arrimadas recuerde la cena entre Junqueras y Pablo Iglesias, así como las últimas afirmaciones de Joan Tardà, quien propone en pacto con los comunes. A pesar de todo, las relaciones entre ERC y la coalición inspirada por Ada Colau no son demasiado fluidas, a la espera de los resultados electorales. Domènech, por su parte, pone en valor las políticas de Colau en el Ayuntamiento de Barcelona y responde a Arrimadas que ella es la candidata de José María Aznar.

Finalmente, el candidato de Mariano Rajoy, Xavier Garcia Albiol, busca el voto en el área metropolitana de Barcelona y fía toda su campaña en el buen gobierno de Rajoy, el político menos valorado en Cataluña. Mientras tanto, Albiol ve como Ciutadans le araña cada día más votos.

Ahora falta una semana y dos debates, uno en La Sexta y el otro en TV3, además de las entrevistas a los medios audiovisuales de las cabezas de lista, siguiendo la normativa de la Junta Electoral. A JxCat ya se sabe que Jordi Turull será el sustituto de Puigdemont. A ERC todavía no han comunicado que acudirá en los debates, si Marta Rovira, la número dos y designada sucesora por el propio Junqueras, o bien Carles Mundó. En el primer debate a TVE fue el candidato Roger Torrent quién sentó a la silla de Junqueras.