Baleares se levanta contra la masificación turística. Una de las comunidades autónomas más visitadas por el turismo internacional, y la líder en España en número de turistas por habitante, demanda un equilibrio entre economía y medio ambiente. Varias plataformas han convocado manifestaciones para esta semana en Mallorca, Menorca e Ibiza para protestar contra la masificación, los altos precios derivados del turismo y el impacto ambiental que conlleva. Los baleares saldrán a la calle en una iniciativa a la que PP y Vox se han querido sumar, tras haber criticado este discurso durante años.

Las islas vienen de un año de cifras récord, con 17,8 millones de visitantes en 2023. El archipiélago balear reclama una solución para armonizar su economía turística, que supone el 45% de su PIB (16.000 millones de euros anuales) y emplea a 200.000 personas al año, con el bienestar de sus habitantes. Los residentes de baleares acusan la saturación de turistas que, además de problemas ambientales, causa cada año complicaciones en la vida cotidiana con atascos en las carreteras, altercados en las calles y ruido que impiden que lleven una vida normal.

Manifestaciones en Mallorca, Menorca e Ibiza

Las Islas Baleares viven una situación muy delicada. Su crecimiento demográfico -su población ha crecido un 33,5% desde 2001- ha tenido un fuerte impacto en la gestión de sus recursos energéticos y su consumo de agua, así como su sistema sanitario, educativo y su vivienda, que no para de encarecerse. Sumado a las cifras del turismo, que aumentan cada año, el impacto humano en las islas las está llevando a un proceso de degradación que se podría agravar con el cambio climático.

Es por esto que la ciudadanía balear se ha hartado. Siguiendo el ejemplo de Canarias, varios grupos ecologistas han convocado manifestaciones por las principales islas del archipiélago. La más grande tendrá lugar el sábado 25 de mayo a las 19:00 horas en la Plaza de España de Palma, bajo el lema ‘Mallorca no se vende’. Del mismo modo, los menorquines están llamados el mismo día y a la misma hora a la Plaza de la Constitución de Alaior para protestar por los precios de la vivienda, en una concentración orquestada por ‘Menorca per un Habitatge Digne’. No será la única cita para pedir una mejor gestión del turismo en Menorca, pues el próximo 8 de junio hay convocada otra manifestación contra la masificación en la Plaza de la Biosfera de Mahón.

También Ibiza se suma a la ola de convocatorias. La población de la isla que más sufre el turismo descontrolado en los precios de sus viviendas y su vida cotidiana, ha organizado una protesta a las puertas de la sede del Consell Insular el viernes 24 de mayo a las 20:00 horas, bajo el lema ‘Eivissa no puede más’. En Mallorca, las autoridades temen por la intención de algunos manifestantes de ir a protestar al aeropuerto. Así lo planea la plataforma ‘Menys Turisme, Més Vida’, la convocante de las manifestaciones en la isla, que anunció en su asamblea que una de sus ideas es “colapsar el colapso” saboteando el aeropuerto de Palma, la principal vía de entrada del turismo a las Islas Baleares.

PP y Vox niegan la "hipocresía" y culpan a Armengol de la masificación

La gestión del turismo siempre ha sido un tema delicado en la política de las Islas Baleares. Anteriormente, los partidos de derechas basaban su programa en el rechazo a la intervención del Estado y criticar la “turismofobia”. No obstante, el PP se ha sumado al malestar ciudadano por el turismo descontrolado desde que gobierna el archipiélago con el apoyo de Vox, culpando al gobierno anterior de la saturación. Un ejemplo es el anuncio la pasada semana de que Mallorca reducirá un 4,2% su techo de plazas turísticas. Esto supondrá pasar de 430.000 a 412.000, en una medida pionera. También en Ibiza, el PP ha anunciado que limitará el acceso de coches durante el periodo vacacional, en un intento de limitar el desproporcionado parque automovilístico de la isla. La ‘Isla Blanca’ ha multiplicado por 2,5 su cantidad de vehículos en 20 años, llegando a superar los 150.000 censados.

Marga Prohens, presidenta de las Islas Baleares por el PP, ha pasado de rechazar el “prohibicionismo” a declarar que “la mejor forma de defender el turismo y estas islas como destino es poniendo límites”. El foco se ha puesto ahora en el gobierno anterior, el de la socialista Francina Armengol, al que también criticaban las grandes cadenas hoteleras. Estas se opusieron, por ejemplo, a la Ley del Turismo, impulsada por el anterior Govern y que planteaba limitar las plazas turísticas durante cuatro años, mejorar las condiciones laborales de algunos grupos o supervisar la gestión de recursos como el agua, materiales, alimentación, energía o residuos. Ahora, la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) se alinea con las propuestas del gobierno popular.

Desde el PP niegan haber cambiado de postura, y defienden que con las “decisiones que se han tomado”, el problema de la masificación “no se ha solventado”. Marcial Rodríguez, conseller de Turismo de Mallorca, que niega la "hipocresía", señala aún así que no se puede poner el turismo "en el centro del problema". También su homólogo en el Govern regional, Jaume Bauzà, niega "un cambio de discurso", y deja las decisiones en manos de los órganos insulares. "Lo que queremos es conseguir una convivencia entre el turista y residente".