El Partido Popular insiste en defender a capa y espada el nuevo hospital de pandemia encargado por Isabel Díaz Ayuso pese a que el Enfermera Isabel Zendal acumula un sobrecoste del 190% (fueron licitados unos 52 millones y ya van gastados del orden de 97), aún no ha recibido a los primeros pacientes y ni tiene completada la plantilla. De hecho, la Comunidad de Madrid ha tenido que recurrir a traslados forzosos para completar el personal requerido para poner en marcha el centro sanitario pese a las denuncias de estos. Aún con todo, los populares argumentan que prefieren invertir en el Zendal que en "mamarracherías" como las campañas del Ministerio de Igualdad en contra del "color rosa".

Así lo ha expresado el portavoz popular en la Asamblea, Alfonso Serrano, quien ha explicado que el coste final del hospital de pandemias, de 50 a 100 millones de euros, se ha debido a la redefinición del proyecto inicial, haciéndolo "mucho más ambicioso”.

"¿Este coste es mucho o poco? Pues evidentemente es una tercera parte de lo que se gasta el independentismo catalán en TV3 y luego nos dice a los madrileños que hay que subir los impuestos, y casi la cuarta parte de lo que se gasta el Ministerio de Igualdad en cuestionar los juguetes que les regalamos a los niños o en hacer una campaña contra el color rosa", ha apuntado.

Por otro lado, ha considerado "insultante" el uso del término "forzoso" cuando se habla del traslado de profesionales sanitarios al Zendal. A su juicio, obedecen a cuestiones de necesidad, por lo que no debería utilizarse este calificativo.

Sin embargo, los sanitarios no opinan lo mismo.

Una enfermera (Carmen García) ha relatado en Twitter “el abuso al que estamos sometidos los sanitarios” a merced del traslado “completamente involuntario” al Zendal, “un hospital innecesario”.

Esta sanitaria denuncia que “tras seis meses de contrato en el Gregorio Marañón (hospital que entraba dentro de mi elección en la bolsa pública) me llaman para comunicarme que de un día a otro me incorporo en el Zendal”. “Mi negativa a ir no cuenta, lo que ocurre es una penalización de un año sin llamarme de lo público si rechazo, así que me pregunto dónde están mis derechos como trabajadora”, añade.

“Soy otra enfermera marioneta a la que este gobierno mueve a su antojo, en vez de invertir en mejoras de las condiciones laborales. Aclarar que este hospital me pilla a una hora y media de transporte público desde Madrid centro, está muy mal comunicado, y no tengo coche para moverme por Madrid. Esto supone añadirle a mi jornada laboral tres horas extras cada día, o hacer una inversión y conseguir un coche, con un dinero que no tengo”.