El sistema electoral vasco cuenta con una peculiaridad que podría ser definitiva de cara al resultado del próximo domingo, máxime cuando se trata de unas de las elecciones más ajustadas de los últimos años.

Los comicios en Euskadi llegan con la incógnita de cuál de las dos fuerzas nacionalistas conseguirán la victoria. Así, aunque Bildu llega con una ligera delantera, los comicios no descartan la solvencia del PNV, que queda muy cerca del partido abertzale en las encuestas y cuenta con un largo historial de victorias en su historial. Y esos pocos votos de diferencia que terminen de decantar la balanza pueden proceder de Álava, pero ¿por qué cabe la posibilidad de que el resultado termine por decidirse en esta circunscripción?

El peculiar sistema electoral vasco

La cuestión es simple. Las tres provincias que acuden a las urnas (Bizkaia, Gipuzkoa y Álava) eligen el mismo número de diputados. Sin embargo, estas áreas, también llamadas territorios históricos, tienen una población muy distinta. De esta manera, mientras en Bizkaia viven más de un millón de personas, Álava apenas alcanza las 30.000 y 3 de cada 4 viven en la capital (Vitoria), distribución que muestra la importancia de la localidad en los comicios al Parlamento Vasco.

El sistema electoral vasco viene definido en el Estatuto de Autonomía de la comunidad autónoma, que data de 1979, definido como el Estatuto de Gernika. Su artículo 26 fija que el Parlamento Vasco tiene que estar integrado “por un número igual de representantes de cada Territorio Histórico elegidos por sufragio universal, libre, directo y secreto”.

Este modus operandi, no obstante, cuenta con la variable de la distribución poblacional; y esta no es tan equitativa. Así, mientras en Gipúzkoa viven uno de cada tres vascos, en Bizkaia lo hace más de la mitad de la población. Una disposición que choca directamente con la de Álava, que se queda en el 15%. La provincia que queda perjudicada por este sistema electoral, por tanto, es Bizkaia.

En el País Vasco existe un desequilibrio entre población y políticos a elegir. La situación se ha mantenido desde 1980, en las primeras elecciones tras la dictadura franquista. Por aquel entonces cada uno de los territorios eligió a 20 diputados, número que aumentó hasta los 25 actuales cuatro años después. Si bien es cierto que desde entonces la población de Bizkaia se ha reducido ligeramente y en Álava ha aumentado, la diferencia palpable entre la proporción de la población y de escaños al Parlamento que eligen, se mantiene.

Lo que ocurre es, en consecuencia, que Bizkaia reparte menos escaños en proporción con lo que le corresponde por población, mientras que en Álava es donde esta cuestión está más en consonancia. Por ello, los diputados autonómicos son mucho más complicados de obtener en Bizkaia que en las otras dos provincias, especialmente la de menor población, que los partidos saben que puede ser definitiva.

La hemeroteca cuenta con casos que muestran cómo Vitoria se postula como decisiva cada vez que hay elecciones. De hecho, hay partidos que han rascado más escaños aún habiéndose presentado únicamente en Álava.  Un ejemplo de ello fue la aparición de Unidad Alavesa (UA), una marca parecida a la de UPN en Navarra que se presentó solo aquí durante tres elecciones. En 1990 logró representación a pesar de sacar poco más de 14.000 votos, mientras eu Ezker Batua-Bardeak (la marca de IU), se quedó fuero a pesar de cosechar el mismo número de votos. En la siguiente ocasión, UA se alzó con 5 escaños todavía con menos votos (por debajo de 30.000) e IU, 6, aún habiendo triplicado el apoyo en las urnas.

Partidos más beneficiados y perjudicados por el sistema electoral de Euskadi

Los datos apuntan a que los partidos más beneficiados por el sistema electoral de Euskadi son los que disfrutan de una mayor fuerza electoral en las provincias más sobrerrepresentadas. Esto le pasa, por ejemplo, al PP, que suele lograr muchos más votos en Álava que en el resto de provincias, aunque todo hace presagiar que en las presentes elecciones su caso no será el más importante, ya que apenas cuenta con opciones de victoria. Sí, si acaso, de servir como contrapeso a la izquierda abertzale y al partido jetzale. En el otro lado del tablero, el partido más perjudicado es el PNV, ya que consigue sus mejores resultados en la provincia más infrarrepresentada (Bizkaia).

Hay que destacar que a diferencia de lo que ocurre en unas elecciones generales, en cada comunidad autónoma se utiliza un sistema electoral. Así, hay territorios que emulan la ley d’Hont que se emplea en el ámbito nacional y que tiende a favorecer a los partidos más votados. Y una de las principales causas de las distorsiones entre votos y escaños reside en el número de circunscripciones y el tamaño de la comunidad, de manera que las que escogen muchos diputados en una única circunscripción tienden a ser más proporcionales que las que reparten pocos en muchas provincias.

En Euskadi existe una distorsión entre las tres provincias, pero todas ellas eligen un número de diputados suficientemente altos para que no exista riesgo de que otros partidos se queden sin escaño, al repartirse 25 escaños entre 5 o 6 candidaturas.