No hubo sorpresas. Los 13 de Vox alzaron de nuevo a Alfonso Fernández Mañueco a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, que afronta su segundo periodo a los mandos de la comunidad autónoma, apoyado en un vicepresidente que en su intervención calificó de “anomalía” la ley de violencia de género y el decreto de memoria histórica, se reiteró en el rechazo al Estado de las Autonomías y describió Castilla y León como el territorio en el que comienza la puesta en marcha en el país de la “Agenda España de Vox”.

Con el voto en contra de los demás grupos políticos, -PSOE, UPL, Soria Ya, Ciudadanos, Podemos y Por Ávila-, el candidato del Partido Popular sumó los votos de sus procuradores, 31, y los 13 de Vox, 44 en total, frente a los 28 del PSOE, 3 de UPL y otros 3 de Soria Ya, y uno por cada uno de los otros tres grupos: C’s, Podemos y Por Ávila, -en total 37-.

Tudanca: “No se rinda. Sea usted mismo, incumpla su palabra”

“Quizá la historia sí se repita. Quizá debamos volver a enfrentarnos, una y otra vez, a los mismos retos, a los mismos problemas, al mismo viejo adversario con diferente disfraz. Quizá las sociedades, efectivamente, estén condenadas a repetir la historia y su único movimiento sea, inevitablemente, un péndulo”.

Con esas rotundas frases comenzó su intervención ante la cámara de las Cortes de Castilla y León el líder de los socialistas, Luis Tudanca, abriendo la sesión de tarde del Pleno de investidura de Alfonso Fernández Mañueco, al que, en cambio, pidió que “no se rinda”, y advirtió de que su grupo parlamentario “luchará hasta el último aliento contra un gobierno que viene a acabar con la verdad y la memoria, quienes instigan el odio y se han declarado enemigos de los trabajadores y las mujeres”.

Tudanca reclamó que el gobierno de Castilla y León tramite la comprometida nueva ley en materia de violencia machista y, en ese sentido, propuso al presidenciable que “sea usted mismo, incumpla su palabra, como ha hecho siempre, incumpla el pacto con Vox”, comparando lo que está ocurriendo en Castilla y León con el cordón sanitario que el resto de fuerzas, en Francia, ha creado para impedir el acceso al gobierno de la ultraderecha.

A eso contestó Mañueco con su “orgullo por los 35 años de gobierno del Partido Popular en Castilla y León” y del pacto de gobierno alcanzado con Vox, además de acusarle de “un discurso vacío de contenido y lleno de insultos”, y de no haberse enterado de que la mayoría piensa que “usted representa un cambio a peor, hipocresía y cinismo en grado puro” y afirmó que las mujeres de la Comunidad le van a dar una lección de “autosuficiencia” y de “no dejarse adoctrinar”.

En la réplica, Tudanca entró en el anunciado nombramiento como consejero de Cultura de Gonzalo Santonja, por Vox, para espetar a Mañueco su encendida defensa de las víctimas del terrorismo, mientras su socio de gobierno nombra a quien respaldó en su día a Herri Batasuna.

Mañueco leyó réplica y dúplica, escritas con antelación, ante un perplejo Luis Tudanca, que le afeó hacer referencias a asuntos a los que no se había referido en su intervención inicial.

La violencia de género y la Memoria Histórica, “anomalías”

El candidato de Vox a vicepresidente del gobierno castellano y leonés, Juan García-Gallardo,  comenzó invocando a la libertad, -que, en su opinión, tanto se coartó durante la pandemia-, para explicar su “empeño por acabar con una anomalía, propia de nuestro ordenamiento jurídico, que no tiene réplica en los países de nuestro entorno”, en referencia a la ley de violencia de género y al decreto de memoria histórica.

Todos los españoles han de ser iguales ante la ley, sentenció, “sin discriminación por razón de nacimiento, raza,  sexo, religión,  opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, y “hoy existe legislación que viola este artículo”, afirmó.

“Por eso, estoy particularmente  orgulloso de formar parte de un gobierno regional que ha dado un paso para proteger por igual a las víctimas de cualquier tipo de violencia intrafamiliar, independientemente del sexo de la víctima”, dijo, preguntándose por qué un huérfano de madre tiene acceso a más ayudas sociales que un huérfano de padre, y acusó a “la izquierda y muchos medios de comunicación” de “manipulaciones que cada día tienen menos éxito”. 

Acusó, igualmente, a la izquierda de “utilizar la historia para dividir y enfrentar a los españoles”, porque “odian la reconciliación nacional”, asegurando que el decreto de concordia garantizará la libertad de cada uno para interpretar la historia a su manera.

García-Gallardo, que afirmó que “Vox es el modelo a seguir”, dedicó duras descalificaciones al portavoz de Podemos, Pablo Fernández, a quien llamó “mamporrero de las élites globalistas”, y se refirió a Francisco Igea y a Luis Tudanca a la hora de citar el sueldo que compartirán los portavoces del Grupo Mixto (menor que el que cobrará él solo, sin apenas competencias en el gobierno) y al incremento del 4% en las retribuciones aprobado en febrero.

A renglón seguido, se arrogó el papel de actor de la reconstrucción de lo que los demás, desde el gobierno “socialcomunista”, dice, “han destruido”.

Por último, mostrándose insatisfecho con lo conseguido con el pacto de legislatura, señaló como objetivo, en cuanto les ampare la mayoría suficiente, derogar el Título VIII de la Constitución, es decir, la configuración territorial del Estado que garantiza la existencia de las Comunidades Autónomas.

“Ha llegado la hora de la Agenda España de Vox, que tenemos el honor y la responsabilidad de empezar a aplicar desde Castilla y León, en la medida de lo posible, con la representación que nos han dado los castellanos y los leoneses”.

Fuera del hemiciclo, en declaraciones a los periodistas, la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, destacó de los términos del discurso de Vox su intención de mutilar la Constitución Española y de derogar la Ley de Violencia de Género, “que salva vidas de mujeres cada día”.