El Partido Popular de la Comunitat Valenciana (PPCV) mantiene su estrategia de huida hacia delante y en plena investigación judicial de lo sucedido el pasado mes de octubre, entre pactos con la extrema derecha para sacar adelante los Presupuestos regionales y cambios de versión semanales, Carlos Mazón gana un poco de aire en las encuestas. Han pasado casi cinco meses del día de la DANA, que dejó más de 220 víctimas mortales y cuya gestión está en entredicho por el desconocimiento del paradero del president de la Generalitat, pero el pueblo valenciano no lo ha olvidado.

Las encuestas electorales se aprietan

La derecha consiguió volver al poder el 28 de mayo después de dos legislaturas a cargo de Ximo Puig, que cayó pese a contar con uno de los datos de aprobación más altos de Europa, y de celebrarse en estos momentos los comicios podrían perder el terreno ganado. Mazón se alzó por aquel entonces con un 35,75% y 40 escaños, estando la mayoría absoluta en Les Corts en los 50 escaño, y caería casi dos años después al 28,4%, obteniendo entre 32 y 34 escaños.

Así lo apunta la encuesta realizada por Sigma Dos para El Mundo, que deja en el aire la continuidad de Mazón ante unas hipotéticas elecciones. Todo dependería de la extrema derecha, que obtendría un 15,2% y entre 15 y 17 escaños, casi tres puntos porcentuales y entre dos y cuatro escaños más que en 2023. En función del valor de la horquilla elegido, PP y Vox podrían reeditar su pacto de Gobierno, aunque deberían obtener ambos en el máximo apoyo proyectado.

No obstante, pese a lo crítico de la situación, el PP respira. La tendencia de desplome se ha frenado y Mazón remonta del 25,4% al que cayó en diciembre, pasando al 28,4% proyectado actualmente por la encuestadora. En contraposición, la ultraderecha ha visto mermada su escalada en intención de voto y, aunque sus resultados serían mejores a los de hace dos años, se dejan dos puntos, pasando del máximo de diciembre (17,2%) al 15,2% actual. Un equilibrio entre las ultraderechas, ahora unidas en el negacionismo climático y la xenofobia tras su último pacto.

La izquierda, por su parte, no está consiguiendo rentabilizar del todo la sangría de Mazón; si bien mantiene intactas sus opciones de gobernar. El mismo sondeo da alas a los socialistas valencianos (PSPV), que mantiene una proyección del 26,2% y una horquilla de entre 28 y 30 escaños. Estos resultados de los de Diana Morant serían peores que los obtenidos en 2023, aunque mejoran en 1,6 puntos los pronósticos de finales de 2024 y tan solo se distanciarían en dos puntos de Mazón, que en la anterior cita electoral se distanció en siete puntos.

La formación que está saliendo mejor parada de la situación es Compromís que, con un discurso más duro, pasaría del 14,5% y los 15 escaños de las anteriores elecciones a un 20,2%, alzándose como tercera fuerza con entre 19 y 21 escaños. El partido pilotado por Joan Baldoví sería clave para un posible nuevo Botànic y, pese a haber retrocedido 1,2 puntos con respecto a las proyecciones de diciembre, superarían el resultado histórico obtenido por Mónica Oltra en 2019.

Fidelidad de voto

El bloque de la izquierda, igual que el de la derecha, tendría que alcanzar sus mejores previsiones para gobernar, lo que deja una fotografía de empate total. No obstante, la encuesta recoge la presencia de mucho indeciso que decantaría la balanza. Compromís es la formación con los votantes más fieles y retendría el 82,5% de los votos que recibió en 2023, cediendo un 5,3% al PSOE y con 11,4% aún en duda.

La extrema derecha también ha conseguido afianzar al 74,6% de sus electores de los anteriores comicios, cediendo un 8% al PP, un 7,3% a la agrupación de Alvise Pérez y un 3,2% a Compromís, pero con solo un 5,7% de dubitativos, el menor de los porcentajes de todas las formaciones. A bastante distancia, el PSOE aguantaría el 64,1% y tendría un 14,3% indeciso. En cuanto a trasvases, el 11,8% de los que votaron a Ximo Puig en 2023 pasarían a Compromís, el 5,7% al PP, casi un 2% a Podemos y punto y medio a Vox.

El que menor fidelidad reuniría sería Mazón (60,7%), que perdería cuatro de cada diez votantes. Un 9,2% huiría hacia Vox y el resto de formaciones (PSOE, Compromís y SALF) apenas recogerían algo más de un punto y medio cada una. El mayor problema de los conservadores sería retener al 23,5% de personas que recuerdan haberles votado en 2023 y que ahora se muestran indecisos.

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