Esta vez a Juan García-Gallardo, vicepresidente de Castilla y León, no le bastó con un tuit, sino que le dedicó al fiscal superior de la Comunidad, Santiago Mena, un hilo completo en la red social X en el que le define como “delegado del PSOE” y “golpista” a consecuencia del texto de un decreto en el que el jefe de los fiscales, analizando una denuncia del procurador Francisco Igea por presunto delito de odio contra Gallardo, decidía, no obstante, archivarla.

Mena entiende que no hay delito en las palabras del vicepresidente, si bien escribe que “aun siendo reprobables socialmente las expresiones despectivas y, desde luego, desafortunadas que se recogen en alguno de sus comentarios”, su contenido no cumple el requisito de “gravedad” que exige el Código Penal para calificarlo como delito de odio.

¿Qué dijo Gallardo?

Esta frase del fiscal se refería, a tenor de la denuncia de Igea, a unas manifestaciones de Gallardo del pasado mes de octubre ante el edificio en el que se había alojado a 183 inmigrantes procedentes de Canarias a quienes el político de Vox definió como “invasión migratoria” de jóvenes “en edad militar” y presentó como causantes de “sensación de inseguridad” en Medina del Campo.

La frase del fiscal superior, en el decreto de incoación y archivo de la denuncia de Igea, encendió la mecha del vicepresidente que publicó el 6 de enero una cascada de tuits salpicada de fotos y vídeos de Mena con la intención de poner en duda su preparación y su independencia.

“Pocos escrúpulos y escaso nivel jurídico”

En su hilo de X-Twitter-, Gallardo cargó contra el fiscal afirmando que “se ha excedido en sus funciones censurando políticamente mi posición sobre la inmigración ilegal” y acusándole de “pocos escrúpulos y un escaso nivel jurídico”, manifestaciones a las que el fiscal ha hecho oídos sordos, si bien, él mismo se adelantó meses atrás a ataques como los que se le lanzan ahora desde la ultraderecha.

“Desconocimiento o maquiavélicos motivos”

A esa mecha prendida por Gallardo desde su Vicepresidencia, Santiago Mena le había echado agua, mucho antes, durante su último discurso de apertura del año judicial, en septiembre de 2023.

“Quedarán voces críticas, movidas por otros intereses, a veces por desconocimiento y otras por maquiavélicos motivos”, afirmó Mena en su discurso, entrando a explicar los fundamentos de la Fiscalía y el modo de actuar de los fiscales españoles.

“Cada fiscal, de los 131 de esta Comunidad, y todos los del resto del país, cada uno en su ámbito”, dijo, “es un profesional con formación jurídica extraordinaria y personal siempre al servicio del colectivo, trabajando con el objetivo de interpretar la ley de forma unitaria en todo el territorio del país, respetando pues el principio de igualdad ante ella”.

Y concluía: “Las instituciones a las que representamos no son buenas ni malas en sí mismas. Las personas que en cada momento las formamos las hacemos buenas o malas”.

Sometidos a la crítica

Mena incidió en su discurso de septiembre en que la actuación del fiscal en España está sometida a los principios constitucionales y estatutarios de legalidad e imparcialidad, unidad de actuación y dependencia jerárquica.

“Todas las decisiones que toman los fiscales, desde las del fiscal general del Estado hasta la de los últimos en llegar a la carrera, están sometidas a los principios de motivación, publicidad y casi siempre de consenso”, subrayó.

“Cada manifestación de la Fiscalía puede estar legítimamente sometida a la crítica, pero siempre habrá pasado por filtros y controles, dejando a salvo también la autonomía en la toma de decisión individual de cada fiscal”.

El fiscal superior añadió que los fiscales deciden sobre “situaciones controvertidas adoptando posturas procesales y materiales enfrentadas a otras partes”, pero, dijo, “la sociedad en general debe estar tranquila, porque cada una de aquellas decisiones está contrastada y analizada por los propios órganos de control internos”.