La sanidad es uno de los grandes quebraderos de cabeza para la Xunta de Galicia. La gestión que lleva a cabo el actual conselleiro, Julio García Comesaña, está más que en entredicho y, al margen de protestas de profesionales y usuarios, esta circunstancia se pone de manifiesto en las dimisiones registradas en los complejos hospitalarios repartidos por la región.

El último ha sido en Ourense, donde ha dimitido el jefe de neumología del CHUO ante la saturación del centro, según recogen medios locales, o en el marco de un “contexto complicado” que se está dando en los hospitales, trató de justificar el propio Comesaña.

Ante esta situación el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, se vio ayer obligado a salir al paso de las críticas al conselleiro destacando el "esfuerzo muy importante" que realiza. Curiosa fue su defensa de Comesaña al frente de Sanidade puesto que, por una parte, señaló que hay muchos puestos de libre designación cuya continuidad no puede garantizar "para siempre"; por otra dejó claro que no prevé el cese "directo e inmediato" de ningún alto cargo en cualquiera de los departamentos autonómicos.

Con respecto a los problemas por los que atraviesa la sanidad pública gallega, Rueda aseguró que nunca los había negado, al tiempo que echó balones fuera al subrayar que “los tiene en toda España”. A continuación, en esta línea, denunció el “interés” de la oposición en Galicia por circunscribir solo a esta tierra unas dificultades que se producen también en otras regiones, obviando que en el caso de la comunidad gallega las protestas del sector vienen de mucho antes del covid y siempre bajo las críticas a su desmantelamiento y privatización.

En relación con las dimisiones registradas en complejos hospitalarios dependientes de la Consellería de Sanidade, el presidente de la Xunta subrayó que el conselleiro cuenta con el respaldo de "muchos profesionales" dispuestos a "echar una mano" para que el sistema sanitario gallego "siga siendo uno de los mejores, sino el mejor" de todo el Estado.

A pesar de que Alfonso Rueda intentó ayer de rodear lo que sucede en la sanidad en la situación actual mediante su comparación con el resto de España, lo cierto es que el futuro más inmediato parece no darle la razón.

Así, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos de Galicia, CESM, ha puesto sobre la mesa un ultimátum al propio presidente autonómico: tras las fiestas de Navidad tiene que haber respuesta a la apertura de una negociación. En caso contrario, este colectivo anuncia que 10 de enero “comenzará a estudiar una escalada de movilizaciones a desarrollar a lo largo de 2023”.

La negocación, según las palabras de la Confederación, es para “revertir la lamentable situación que atraviesa la sanidad pública en Galicia desde hace años”. CESM, además, exige en un comunicado que el primer contacto tenga lugar con el propio presidente de la Xunta, “de manera que sea él quien designe a los interlocutores que estime más oportuno”, aunque exigiendo que estos siempre tengan “capacidad de negociación y no como en otras ocasiones en las que los mediadores carecían de habilidad y capacidad para alcanzar acuerdos ineludibles”.