La evolución de la pandemia no está siendo positiva a nivel estatal, con algunos puntos neurálgicos desde el punto de vista de epidemiológico. Sobresale, por encima de todos Madrid. La región gobernada por Isabel Díaz Ayuso también se ha convertido en el ariete para golpear repetidamente el muro de la Moncloa, aunque sea a base de contradicciones.

Galicia vive una situación particular. Con una incidencia muy inferior a otras regiones, su presidente, Alberto Núñez Feijóo, saca pecho siempre que puede. Eso sí, a su manera.

Esas formas tranquilas del máximo responsable de la Xunta, le llevaron antes y después de las elecciones de julio a distanciarse, precisamente, de las declaraciones más beligerantes de su partido, protagonizadas, principalmente, por su líder, Pablo Casado, y la mencionada Díaz Ayuso.

Las formas de Feijóo dieron su fruto y, en medio de una situación más que complicada debido a los rebrotes, el confinamiento de municipios y las acusaciones de falta de rastreadores, logró una nueva mayoría absoluta.

Ahora, da la impresión de que su estrategia es otra. El primer paso lo dio en el Consejo Interterritorial en el que votó en contra de la decisión. El presidente gallego va a acabar en Madrid. Él lo sabe... y Casado también.

En este panorama cabe encuadrar la metamorfosis estudiada y puesta en marcha por el de Os Peares. Quizás no contaba con las dudas de Murcia y el voto en contra de Castilla y León. Tal vez esperaba un cierre de filas ante la llamada de Génova. Pero no. No se produjo y Feijóo votó que no al acuerdo sobre unas medidas que él mismo pidió en repetidas ocasiones: un protocolo de acciones común para todos.

El gallego sabe bien lo que hace. Esta semana ha continuado en la misma línea. “Si hay una comunidad en la que la Administración del Estado tiene un mayor protagonismo que en cualquier otra es en la de Madrid". Lugares como aeropuertos y estaciones de AVE son "competencia exclusiva del Estado", al igual que la sanidad exterior. "Nosotros no podemos hacer PCRs en el aeropuerto de Lavacolla, ni en el de A Coruña, ni en el de Vigo. No podemos".

"Cuando hay un problema entre dos administraciones públicas, la obligación es resolverlo". "Lamentablemente, da la sensación de que hay una administración pública que tiene más interés en culpabilizar a la otra que en resolver y cumplir sus competencias". “La Comunidad de Madrid es distinta al resto de comunidades".

La declaración del Estado de Alarma en Madrid por parte del Gobierno de Pedro Sánchez, a pesar de ser lógica debido a los órdagos continuos de Ayuso e, incluso, esperada por algunos barones 'populares' cansados de las formas de la presidenta, ¿propició en Feijóo el regreso a su normalidad en las formas? Para nada. Se refirió a la medida adoptada desde Moncloa como "constatación de un fracaso político" e "incumplimiento". Aseguró que con respecto al caso madrileño hay "una contradicción" entre ambas administraciones, para acabar con una de esas frases mediáticas y populares tan habituales en su discurso: “lo cierto y verdad es que todos los ciudadanos están perplejos” porque se utilice ”políticamente y se modifique un acuerdo que estaba adoptado".

¿Con quién se posiciona Feijóo? Parece que se ha convertido en cayetano. Que la fuerza de Madrid le puede. Así que se posiciona, básicamente, con él mismo.

Su supuesta metamorfosis no es más que estrategia. Ahora con Casado para no levantar liebres o ‘malos rollos’ en el seno del PP actual y el de antes. Este, el de antes, cierra filas con el actual líder ‘popular’. La ex lideresa madrileña, mientras espera noticias de la justicia, ha aprovechado la ocasión para ganar algunos titulares. También Aznar. Ambos son padrinos de Casado, de Ayuso… y de Abascal. Y Feijóo también lo sabe.

Lo siguiente será regresar a la moderación. No tardará. Uno de sus frentes será VOX que, además, camina hacia las posiciones más radicales cada día que pasa. Feijóo, cuando ya lidere el PP, nadie le podrá reprochar que, durante la crisis sanitaria fue blando con el Gobierno y no defendió a aquellos compañeros de partido que peor lo estaban pasando. Lo estudiado de estas dos semanas formará parte de la hemeroteca de dentro de uno o, como mucho, dos años. Porque lo que demuestra con este cambio el gallego es que su salto a la capital está más cerca. Al fin y al cabo, como él mismo sabe y ha comprobado en sus propias carnes, los archivos de radio y televisión tienen la vigencia que tienen.