Casi 15 días han transcurrido desde la jornada más trágica. Hace dos semana, mientras el caos y el pánico se propagaba por los municipios aledaños a la capital de la Comunitat Valenciana, en el Centro de Coordinación Operativa Integrada (CECOPI) se mantenía un cónclave, con la recientemente sabida ausencia de Carlos Mazón, para valorar todas las posibles acciones. Una reunión en la que incluso se valoró hacer uso del confinamiento de la población, como ocurriera durante la pandemia del coronavirus. Sin embargo, en ese mismo encuentro, poco después de su arranque, se decretó un receso de media hora. Un retraso que resultó dramático para multitud de ciudadanos que esperaban ayuda y consejo de sus administraciones públicas.
La reunión del CECOPI arrancó en torno a las 17:00 horas del martes 29 de octubre. Poco más de una hora después, según publica el diario Levante-EMV, el gabinete de crisis decidió tomarse un receso de media hora en un encuentro que lideraba la consellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas, dado que Carlos Mazón, president de la Generalitat, estaba en paradero desconocido. Treinta minutos perdidos en una jornada que exigí de respuestas urgentes y atinadas, a ser posible. Ni lo uno ni lo otro.
Un comité de crisis totalmente superado
Tras la conclusión del receso, emergió de alguna de las gargantas presentes la palabra “confinamiento”. Una solución que se puso sobre la mesa para actuar conforme a pandemia, pero se desechó. Como también el uso del sistema EsAlert, aunque no por el contenido del mensaje a lanzar a la ciudadanía. Muchas dudas y pocas certezas en un gabinete de crisis paralizado por la misma hecatombe a la que intentaban plantar cara. Entraron en juego incógnitas de calado jurídico, ensanchadas por la ausencia del ilocalizable Mazón, aunque ahora se supo que estuvo en un restaurante junto a la periodista Maribel Vilaplana.
Al llegar el president, la situación ya se desbordó por completo en el gabinete de crisis. Una reunión convertida en jaula de grillos, con intercambios de llamadas, entradas y salidas de personas y toneladas de incertidumbre entre los presentes. Según el mentado medio, Mazón aterrizó en la reunión sobre las 19:30 horas de aquella tarde, mientras el caos inundaba las calles valencianas y los gritos de auxilio se ahogaban ante el desconcierto de una clase gobernante superada por completo.
Varias opciones sobre la mesa
Además de la opción de confinar a los valencianos, el CECOPI debatió otras propuestas que se pusieron sobre la mesa, como la “evacuación” de la población. Una medida que buscaba sacar a la gente de las calles y todas las carreteras mientras el agua ya corría por las mismas. Sin embargo, el comunicado que se publicó fue menos ambicioso, limitándose a aconsejar a los vecinos de las zonas afectadas que evitaran cualquier tipo de desplazamiento en toda la provincia de Valencia. Sin embargo, a la hora en la que se lanzó la alerta, ya era tarde. Eran las 20:10 horas y muchos municipios valencianos ya estaban sumidos en el caos.
Según el Levante-EMV, la alerta nunca se limitó a las poblaciones de Forata, una presa absolutamente comprometida por las lluvias. Se llevó toda la atención aquella tarde, mientras se contemplaba si había o no colapso. Pese a ello, la alerta estaba destinada a toda la provincia, también a aquellos municipios bajo la influencia de la rambla del Poyo. Aquella tarde, las llamadas y avisos en redes sociales permitieron esbozar un boceto general de lo que estaba ocurriendo y la evolución de la DANA.
Por ello, ante tal situación, muchos ciudadanos se preguntan por qué la Generalitat no lanzó la alerta antes de que todo se desbordara, a modo de prevención. Máxime cuando se pusieron sobre la mesa iniciativas como el confinamiento o la evacuación ciudadana. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, expuso el pasado viernes que desde la Confederación del Júcar presente en el CECOPI fueron quienes contactaron con su departamento porque “no se estaban tomando las decisiones correctas”. Por ello, el secretario de Estado, Hugo Morán, advirtió vía telefónica de que la “situación estaba descontrolada”.