El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el presidente catalán, Artur Mas / EFE-ArchivoEn poco menos de 1 mes, Rajoy celebrará en familia y poco más, su tercer año y último como inquilino en la Moncloa. Es consciente que no está el patio genovés para fiestas con confetis.Y es que la llegada de nuevos y jóvenes dirigentes a otros Partidos que de paso le han elevado su edad mental en varias decenas de años; la metástasis interna que sufre la famiglia genovesa costa de la corrupción y la crisis institucional por la que atraviesa Cataluña en sus relaciones con el resto de España, hacen que Rajoy se refugie en su agenda internacional para salir del autismo en que se encuentra metido y de paso, lograr que alguien le de la mano, aunque sea por educación.Sobre precisamente Cataluña y España, vamos a tratar de aportar a nuestros lectores una serie de datos y consideraciones, tomando como referencia su trepidante agenda casera, descontando sus salidas al exterior y que, a nuestro juicio, está en parte la respuesta a su desastrosa gestión y que por el momento, ha concluido con una querella de la Fiscalía General del Estado contra Artur Mas, inducida desde las moquetas monclovitas.En realidad, un análisis sosegado de la agenda pública de Rajoy ayuda a entender mejor al personaje, a sus manías, a sus aficiones ( deportivas incluidas ), a su sectarismo y a sus solidas costumbres de Registrador de la Propiedad en servicios especiales con plaza en Santa Pola. Lo hemos comentado en varias ocasiones y los que queráis tener más información sobre como mata el rato Rajoy os podéis dar una vuelta por este enlace.Sobre Rajoy y Cataluña es inevitable recordar que sus relaciones se han ido deteriorando mucho antes de ser Presidente del Gobierno. Sus asesores oriundos para los asuntos de Cataluña han sido y continúan siendo los más casposos de su clan. Solo hay que recordar que, entre otros, le jalean tipos como Jorge Fernández Díaz, Jorge Moragas o la increíble Alicia Sánchez Camacho. Todo ello, sin contar que tuvo durante años en su Corte al inefable de Francisco Marhuenda.Pero si su club de asesores es como para salir corriendo, tampoco tranquiliza comprobar como ha sido programada su agenda de visitas a Cataluña y sus “ audiencias” con catalanes en el Palacio de la Moncloa. Vayamos a ello.Un primer resumen resumido arroja las siguientes estadísticas, salvo error u omisión :Se ha desplazado a Cataluña en cerca de 3 años, un total de 14 veces.- 7 para asistir a mítines del PP relacionados con campañas electorales autonómicas y europeas más una reunión con sus Alcaldes y otra con empresarios genoveses.- 3 para clausurar las reuniones anuales del Circulo de Economía- 3 para actos institucionales variopintos1 para asistir a la boda del hijo del propietario del Grupo PlanetaEs decir, si contamos los 7 actos de Partido, electorales básicamente, y la asistencia a una boda privada para rendir pleitesía al Presidente de uno de los grupos de presión más relevantes del país, resulta que Rajoy ha dedicado el 50 % de su presencia en Cataluña a pedir el voto y llevar virtualmente las arras de una pareja de novios que no sabía con anterioridad ni quienes eran.El resto de su tiempo lo ha concentrado en clausurar un foro liberal de empresarios, al que ha asistido puntualmente cada año, como si de una obligación se tratara, y el resto de 3 actos para cubrir la cuota correspondiente de inauguraciones varias y su transposición a los informativos de RTVE.Como era previsible, visto lo visto, los estrategas de Moncloa han ignorado a la inmensa mayoría de ciudadanos de Cataluña que ni son militantes ni votantes del PP ( 12,99% en el 2012) , que no fueron invitados a la boda de marras o no asistieron a las rutinarias reuniones del Circulo de Economía que año tras año se concentran en Sitges y sus alrededores.En tres años, ni una sola visita a cualquiera de los 947 municipios que tiene Cataluña. Como tampoco, ni se le ha pasado por la cabeza, mantener un solo encuentro con alguno de los numerosos colectivos que viven y hacen Cataluña a diario.Ni una sola Universidad, ni un solo centro educativo o sanitario han sido testigos de alguna visita del Presidente del Gobierno, a pesar de que es el mismo que no tuvo reparos para que sus dos hijos nacieran en una clínica privada de Barcelona.Y por supuesto, ni se le ha pasado por la cabeza visitar a las máximas instituciones de Cataluña. Tres años contemplando como sus relaciones se han ido deteriorando sin tomar la más mínima iniciativa para evitarlo.Tampoco el balance como anfitrión en el Palacio de la Moncloa es como para tirar cohetes. Vayamos primero a los datos. Por lo que se refiere a sus encuentros con el Presidente de la Generalitad, le ha recibido en 5 ocasiones. Tres de ellas han sido ampliamente difundidas por los servicios informativos de RTVE, mientras las otras 2 restantes, se han conocido posteriormente y con el debido retraso, previamente calculado. También en una ocasión sus servicios de información, mal llamados de Comunicación, con la inefable Martínez Castro al mando, han contraprogramado recibiendo a la patronal de la pequeña y mediana empresa de Cataluña.Al igual que sus visitas, sus “audiencias” al Presidente de la Generalitad, se han llevado a cabo a la vieja usanza. Nada de ruedas de prensa conjuntas, ni mucho menos con explicaciones por parte de Rajoy. Ni siquiera por plasma y/o en diferido. Silencio espeso y niebla informativa. Por supuesto, todas ellas, se han celebrado en el Palacio de la Moncloa, sin que hubiera lugar a salir de sus paredes y jardines. Como es habitual, también a posteriori se ha tenido conocimiento de dos reuniones “ secretas “ fuera de agenda oficial. Nada nuevo bajo la marca Moncloa.Y para rematar esta vibrante actividad presidencial, sin pena ni gloria, se ha desplazado al hotel Ritz de Madrid a presentar en un desayuno a la candidata genovesa a la Generalitad, Alicia Sánchez Camacho.En fin, como nuestros lectores pueden comprobar, el principal problema que tiene España de cara a su articulación territorial, con consecuencias imprevisibles si no se orientan bien las posibles soluciones, ha tenido un reflejo francamente ridículo en la agenda del Presidente del Gobierno.En estos tres últimos años, Rajoy ha dedicado más tiempo a seguir los partidos de la selección de fútbol, baloncesto, tenis, ciclismo o de patinaje artístico que a conocer in situ la realidad de Cataluña.Lo poco que sabía se le ha olvidado y por lo que dice, apenas da señales de saber qué hacer, más allá de querellas y su inquietante perogrullada de que "hay más catalanes que independentistas".En Australia, lejos me lo fiáis, reconoció que tendrá que replantearse la comunicación con Cataluña. Confiemos que así sea, por lo que le va y nos va, a unos y a otros.Seguiremos informando.