La pasada semana Mariano Rajoy visitó Barcelona, concretamente el Salón del Automóvil, pero lo importante fue la reunión a solas que mantuvo con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, mientras el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se reunía en paralelo y por separado con el consejero catalán Mas Collel. Estos últimos pactaron que el Gobierno hará un reparto del déficit autonómico "asimétrico ", lo que en la práctica equivale que el Gobierno del PP permitirá a Cataluña endeudarse más que a otros territorios. Y eso ha incendiado a los barones del PP

Todos en contra menos Cospedal
Hasta Comunidades tradicionalmente pacíficas y obedientes como Castilla y León se han levantado en armas. Cantabria, Castilla y León, Baleares, La Rioja, Extremadura y Aragón también han criticado el déficit "asimétrico". Solo una calla, María Dolores de Cospedal, presidenta de Castilla-La Mancha. Todos nos imaginamos lo que estaría diciendo si el déficit asimétrico hubiera sido una propuesta de José Luis Rodríguez Zapatero. Quedan por concretar los números a falta de que Bruselas diga oficialmente cuánto déficit va a permitir a España para este año, pero las críticas al Gobierno desde el propio PP son muy duras.

De la altura de miras, al silencio
Rajoy, ante el conato de rebelión, ya pidió la semana pasada "altura de miras" y "generosidad" a sus barones pero, lejos de paliar, sus críticas fueron a más y al día siguiente hasta le replicó el aspirante a delfín y presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

Ante la escalada de críticas, Rajoy quiere imponer silencio, y hoy lo ha dicho a su manera. "Las discusiones públicas no son útiles", sentenció ante las reiteradas preguntas de la prensa. En todo caso tiene un problema, justificar ante su electorado que no solo premia a una autonomía incumplidora, sino que está gobernada por el partido que quiere la independencia.