Primero. El conseller de Economía de la Generalitat, Andreu Mas Colell, marca las líneas rojas para aceptar los presupuestos de Rajoy. Cataluña pierde con estos números 1.800 millones de euros con un descenso del 45% en la inversión de infraestructuras. Mas Colell, además, dejó un recado a los ciudadanos ante los silencios Rajoy. En el 2013, los populares tocarán las prestaciones del paro, recortarán las pensiones, aumentarán el IVA y actuarán sobre las plantillas de funcionarios.

Segundo. La vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, hizo de pitonisa de mal agüero y afirmó que con los presupuestos del estado la Generalitat deberá reducir el salario de sus funcionarios en un 5%. De hecho, la vicepresidenta sólo dijo lo que muchos piensan. Que Rajoy ha dejado los recortes más duros para las comunidades autónomas, en especial para los catalanes, en materias tan sensibles como educación, sanidad o servicios sociales. En definitiva, que Mas y su gobierno se quedan en el imaginario popular como los más malos de la clase.

Tercero. El president, Artur Mas, está dispuesto a forzar la máquina. Si la pasada semana el líder de los socialistas catalanes, Pere Navarro, le instaba a plantear, de una vez, el pacto fiscal que todavía es non nato en las relaciones entre convergentes y populares, Mas está dispuesto en el este mes de abril a abrir contactos con todos los partidos para presentar una propuesta conjunta a Rajoy. Pero, seguramente, Mas irá más allá. No se conformará solamente con el apoyo de los partidos. También pretenderá el apoyo de la sociedad civil. Sindicatos, patronales, entidades culturales y sociales, círculos empresariales y económicos serán los avales que buscará el president. Sin duda, será la puesta en escena del pulso que Mas pretende hacer no únicamente a Rajoy, sino al Estado.

Cuarto. El Congreso de los Diputados lleva a votación la reforma del Estatuto Valenciano en un momento más que delicado. La reforma pide bilateralidad en las negociaciones entre Valencia y el Estado y un porcentaje de la inversión en función del número de habitantes. O sea, lo mismo que el PP rechazó en Cataluña. Hoy por hoy, en los números de Rajoy ni tan siquiera se reconoce esta deuda porque simplemente no figura. Zapatero no pagaba –seguramente porque no había dinero- pero las partidas estaban contempladas en los presupuestos. Hoy, estas partidas están a cero.

Quinto. Duran i Lleida, el líder de los nacionalistas catalanes en el Congreso, mantiene un discreto silencio. Sabe, por experiencia, que las negociaciones entre bambalinas son más fructíferas que las declaraciones grandilocuentes. Sabe también, más por viejo que por diablo, que los nacionalistas catalanes tienen que entenderse forzosamente con el PP para salir adelante. Además, Duran es consciente que una falta de acuerdo podría agitar los ánimos independentistas en Convergència Democràtica para iniciar su tan cacareada transición nacional. Una transición que Durán no tiene ninguna intención de seguir. Por eso, pretende alcanzar acuerdos que permitan esgrimir los logros de los nacionalistas ante su electorado. Para ello, necesita unos mil millones. Lo que debe el Estado a Cataluña y que, de momento, Rajoy no tiene ninguna intención de poner, siquiera, encima de la mesa.

Sexto. Alicia Sánchez Camacho, la líder popular catalana, ha movido ficha en esta Semana Santa. Lleva semanas afirmando que el PP catalán es el mejor interlocutor para Cataluña en Madrid y se ha puesto manos a la obra. Sánchez Camacho ha anunciado negociaciones bilaterales con Montoro sobre un pacto fiscal para Cataluña que sea justo para los catalanes y solidario con España. Todo un terremoto en la política catalana y española porque si bien el PP es aliado de CiU en el gobierno catalán no deja de estar en la oposición. ¿Cuál será la reacción de CiU en caso de un acuerdo?

Estos son los seis movimientos que marcan el mes de abril. Sin duda, Rajoy tendrá que mover pieza y no servirá que argumento que estamos en un nuevo tiempo. No servirá que evite dar respuestas. No servirá nada porque la Generalitat está canina. Hacen falta recursos. Mas está dispuesto a cumplir con los objetivos de déficit y de asumir sacrificios. Pero no está dispuesto a no recibir recursos. El Pacto Fiscal es la primera parada del enfrentamiento. Sin acuerdos, como piensa Duran, el conflicto se situará en el terreno de la independencia. Rajoy tiene ahora la palabra. Con sus actuaciones ha puesto la alfombra roja a quienes quieren caminar por esta senda, les ha dado argumentos. Ahora, sin dinero esos argumentos pueden cobrar empuje. Los pactos de la derecha española y catalana están en peligro y las costuras del traje se pueden romper por el camino de la independencia de Cataluña, un camino que Rajoy abonó cuando estaba en la oposición. Ahora, en su mano está. Ahora está en el Gobierno.

*Toni Bolaño es periodista y analista político