Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) vuelve a dejarse llevar por los cantos de sirena de la derecha catalana. La unidad del independentismo a la que apela Junts per Catalunya cuando las urnas les ubican por delante de los republicanos es muy efectiva, más cuando la competencia catalanista atraviesa sus horas más bajas en años, y podría obligar a los ciudadanos a votar de nuevo en un par de meses. Con Oriol Junqueras fuera, Pere Aragonès fulminado tras las elecciones y Marta Rovira dando bandazos, los de Carles Puigdemont han olido sangre y han tirado de sentimiento nacionalista.
En la otra orilla, el PSC se machaca la cabeza para encontrar una oferta lo suficientemente buena como para que ERC opte por formar parte del “bloque progresista” y, a fin de cuentas, elevar a Salvador Illa a la Generalitat. Los socialistas han recurrido al Gobierno central, que desde hace días habla de una “financiación singular” para Cataluña, con la intención de seducir a los republicanos y pese a las críticas que están lloviendo dentro del propio partido. Traspaso de competencias, incremento de agentes de la policía autonómica, una nueva financiación son partes de la oferta cumplimentada desde Madrid.
No obstante, la balanza parece en estos momentos más decantada del otro lado: comprar el marco de la derecha catalana y acudir a unos nuevos comicios autonómicos después del descalabro sufrido hace apenas un mes. Las encuestas no son muy halagüeñas para los republicanos, descabezados y patas arriba, y previsiblemente el batacazo se repetiría o, como apuntan voces dentro del partido, sería aún más fuerte. Más allá de especulaciones, desde ERC aseguran que estas decisiones clave las tomarán las bases de la formación.
El primero de los asaltos, la constitución de la Mesa del Parlament, se lo ha llevado Junts. Los republicanos han otorgado la presidencia de la Cámara a los neoconvergentes a cambio de una vicepresidencia y una secretaría, rechazando la oferta del PSC que les otorgaba la silla de presidente del Parlament. Esta decisión no la votaron los militantes. El otro frente abierto es del Ayuntamiento de Barcelona, donde Jaume Collboni (PSC) ha alcanzado un preacuerdo con ERC para sumar al Gobierno del consistorio a los republicanos, con varias carteras, y definir un programa de acción conjunta.
Esta hoja de ruta sí está sometida al visto bueno de la militancia, que se disponía a votar el pasado jueves, pero finalmente la cita fue suspendida alegando problemas de aforo en el recinto escogido. La votación se desarrollará en "los próximos días”, aseguraba Rovira, pero lo cierto es que el espaciamiento de la consulta ha dado pie a la emersión de voces críticas con alcanzar pactos con el PSC. Mientras, desde Junts aprovechan y pinchan, con la presidencia del Parlament atada y deseando una repetición electoral que acerque a Puigdemont a la plaza Sant Jaume.
ERC rema hacia la posición de Rovira: independentismo antes que progresismo
Las dudas y la división en ERC arrecian. El cónclave de resignificación de la marca, agendado para el mes de noviembre, se antoja lejano, máxime con la nada desdeñable posibilidad segundo round electoral en octubre. Por eso, hay quien ya mueve ficha para la “renovación general de la cúpula dirigente” y del propio partido. En un manifiesto que ha publicado Nació, los firmantes precisan que “una década de crecimiento sostenido se ha visto truncada por un bajón estructural”, el cual establece el fin de un ciclo marcado por la desmovilización y la caída de la izquierda en Cataluña.
En este sentido, creen que es necesario la apertura de una nueva etapa a través de “la reflexión profunda y la entrada de aire fresco” en la formación; lo cual califican como “imprescindible”. El congreso del 30 de noviembre supone una ventana de oportunidad única para culminarlo. Los firmantes urgen a repensar y modernizar los postulados del partido, dar un nuevo sentido a la manera de hacer política que se amolde al tiempo presente y a la vez sea atractiva para el votante. Así, se iniciaría una renovación política con respecto a la independencia y la apertura de las puertas republicanas a la ciudadanía para crear equipos que “asuman la responsabilidad” dentro del nuevo proyecto.
En el horizonte, como objetivo último, la renovación de la cúpula de Esquerra Republicana de Catalunya en busca de un modelo “más coral, colectivo, transparente y con mayor participación de la base militante, estructura territorial y de los activos del municipalismo”. Llama la atención, sin embargo, que este manifiesto lo respalde la totalidad de la facción contestataria, liderada por Marta Rovira, como Roger Torrent, Laura Vilagrà, Ernest Maragall o la diputada en el Congreso de los Diputados, Teresa Jordà.
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