Con el paso de los años -y yo ya tengo más de setenta-, uno acaba siendo muy respetuoso con todas las ideas, opiniones y posiciones, por muy distantes o incluso opuestas que puedan ser a las propias, pero al mismo tiempo uno se convierte en absolutamente intolerante contra los intolerantes, contra todos aquellos que hacen bandera de sus concepciones fanáticas, intransigentes y, en definitiva, con claras ambiciones totalitarias. De ahí que hoy quiera salir en defensa pública de Joan Manuel Serrat, el gran cantautor catalán que estos últimos días ha sido y aun es objeto de una feroz e insidiosa campaña de descalificaciones, improperios e insultos en varias redes sociales por parte de un buen número de individuos independentistas hiperventilados.

Esta nueva embestida secesionista contra Serrat tiene su origen en el simple anuncio de la emisión, a partir de las 21:55 de la noche de este martes y en el programa semanal de TV3 Sense ficció, de un documental titulado 'Serrat, el noi de Poble Sec'. Dirigido por un periodista tan veterano como prestigioso como es Lluís Permanyer, este espacio televisivo simplemente es un retrato del cantautor barcelonés a través del entorno territorial de toda su infancia, su adolescencia y buena parte de su juventud, el popular barrio del Poble Sec, referente imprescindible para entender gran parte de su amplia producción de canciones.

El boicot al programa no es más que la enésima demostración del carácter radicalmente fanático, intolerante y totalitario de algunos sectores del independentismo catalán

Me honro con la amistad tanto de Joan Manuel Serrat como de Lluís Permanyer pero es obvio que no es este el motivo de mi defensa pública de ambos, una defensa que a muchos puede parecerles innecesaria pero que hoy y aquí considero imprescindible. Porque toda esta insidiosa campaña a favor del boicot al programa no es más que la enésima demostración del carácter radicalmente fanático, intolerante y totalitario de algunos sectores del independentismo catalán; unos sectores que se muestran incapaces de asumir la disensión o la discrepancia y que parecen empeñados en imponer un uniformismo ideológico y político absoluto en una sociedad como la catalana, que por suerte es una sociedad muy diversa y plural, a pesar de estos afanes unanimistas, intolerables en un país que vive y quiere seguir viviendo en paz y en libertad, democráticamente y con el pleno respeto a todas las ideas, opiniones y posiciones personales.

Ni Joan Manuel Serrat ni Lluís Permanyer necesitan mi defensa pública. Sus vidas y sus obras, que en ambos casos he seguido con gran admiración e interés desde hace ya más de medio siglo, se bastan y sobran para defenderles y avalarles: a Serrat como gran cantautor con una producción muy abundante de canciones de gran calidad tanto en catalán como en castellano, sin olvidar sus bellas musicaciones de numerosos poemas de Salvat-Papasseit, Machado o Hernández, además de ser un artista con un incuestionable éxito internacional, y a Permanyer como el mejor cronista periodístico que jamás ha tenido la ciudad de Barcelona, además de autor de un buen número de libros sobre figuras muy notables de la cultura catalana, como Miró, Tàpies, Clavé, Sagarra o Brossa, entre otros.

Ambos han sido siempre, y afortunadamente siguen siéndolo, unos ciudadanos con firmes convicciones democráticas, catalanistas y progresistas. Lo fueron ya contra el franquismo y siguen siéndolo ahora contra una nueva forma de intolerancia fanática, la de quienes han intentado boicotear la emisión de este programa, que yo no me voy a perder.

Espero y deseo que la audiencia de este 'Serrat, el noi de poble Sec' demuestre que, a pesar de todos los pesares y para desgracia de los fanáticos intolerantes que han promovido esta campaña de boicot, Cataluña sigue siendo una sociedad respetuosa.