El amargo recibimiento al rey Felipe VI en su primera visita a Barcelona tras los acontecimientos del 1-O y su duro discurso del 3-O ha tenido una imagen clara: el plantón del presidente del Parlament, Roger Torrent, en el besamanos y su negativa a aplaudirle. Un gesto que ha provocado la adhesión y la solidaridad de su partido, ERC, con Joan Tardà y Gabriel Rufián a la cabeza, que han defendido el argumento de que Torrent estaba en su casa y el rey no.

Con un vídeo de su negativa a aplaudirle, el diputado de ERC, Gabriel Rufián, se adhería al gesto de Torrent y alababa que mirase a los ojos “a los carceleros”.

Poco antes, había defendido que “quien no debe estar es quien no está en su casa” y elogiaba la “cabeza alta” y el lazo amarillo de Roger Torrent, colocado en su solapa.

Un argumento similar al del portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Joan Tardà, aunque escrito en catalán. Tardá señalaba como “muy digno” la elección del lazo amarillo y que “se haya sentado frente a Borbón y no lo haya aplaudido. El Presidente está en su casa; el otro, no”.

Varios dirigentes destacados de ERC también han salido a la palestra para criticar la presencia del Rey en Barcelona tras su discurso del 3 de octubre, como el eurodiputado Jordi Solé o la diputada Alba Vergés.

También se han unido la diputada Jenn Díaz, Anna Caula, Teresa Jordà o la exconsellera Meritxell Serret.