En unos tiempos de tanto ruido político y donde la tensión en el ambiente crece y crece por momentos, algunas regiones como Castilla-La Mancha atraviesan un oasis de estabilidad y concordia que son inasumibles en otras comunidades autónomas limítrofes. Madrid, Andalucía o la Comunitat Valenciana son ejemplos de regiones que limitan con Castilla-La Mancha, pero cuya situación política autonómica nada tiene que ver con la que se respira desde el Palacio de Fuensalida, en Toledo.
Esta estabilidad es consecuencia directa de las políticas de diálogo que se llevan a cabo desde el Gobierno de Castilla-La Mancha, al frente del cual se encuentra Emiliano García-Page. El consenso habitual que hay en la región, donde dialogan sindicatos y empresarios, asociaciones agrarias y Junta, o las asociaciones de municipios ribereños, hacen que se lleguen a acuerdos multilaterales y con gran representatividad que son los que perduran en el tiempo. Esa es una de las bases de las legislaturas de Page, el diálogo.
Sin ir más lejos, este mismo año se ha aprobado en las Cortes de Castilla-La Mancha la reforma del Estatuto de Autonomía, que se defenderá a la vuelta del verano en el Congreso de los Diputados. El acuerdo incluye el apoyo de PSOE y del PP, algo muy importante que aglutine a las dos principales fuerzas políticas, ya que garantiza su duración en el tiempo. Eso sí, Vox, que se ha quedado fuera del acuerdo ya que, entre otras cosas, no cree en el Estado de las Autonomías, no termina entrando en el Gobierno regional y derogando el Estatuto como prometió poco después de su aprobación.
El Estatuto, que se aprobó con el apoyo del PP a pesar de que el PSOE cuenta con mayoría absoluta, y que ya en el pasado María Dolores de Cospedal aplicó hasta en dos ocasiones una reducción del número de diputados, significa una mano tendida al diálogo.
Esa mano tendida que, sin embargo, no recogen desde el PP en muchas ocasiones. Para muestra un botón con las constantes llamadas al transfuguismo que hacen, primero desde el PP de Castilla-La Mancha, y últimamente también desde Génova 13, donde han puesto el foco en los ocho diputados del PSOE de Castilla-La Mancha, “los de Page”, para terminar con la legislatura de Sánchez, amparándose en las discrepancias entre ambos.
Algo que ya fue descartado por el secretario de Organización y diputado nacional, Sergio Gutiérrez. No en vano, supone poner en peligro la democracia representativa que impera en la actualidad, ya que desde el PP llaman a romper la disciplina de partido y el sentido del voto, como ya hicieran con otros socialistas en anteriores ocasiones, véase el ‘Tamayazo’.
Page siempre ha defendido que las diferencias que tiene con Sánchez son en busca del bien del PSOE, y no una mera crítica sin sentido. Un mensaje que no han captado desde el PP, que insisten en que rompa la legislatura. La realidad es que Page, con las declaraciones en la mano, ha antepuesto los intereses de Castilla-La Mancha por encima de las siglas del PSOE, como en tantas ocasiones ha repetido su núcleo duro.
El problema, por otra parte, es la ausencia de alternativa que constituye el PP porque únicamente realizan llamadas al transfuguismo y a poner fin a una legislatura a base de corrupción interna dentro del partido. Esto ya le valió una durísima crítica a Paco Núñez por parte del periodista y analista político Toni Bolaño, que llegó a decirle “patético”.
El PSOE de Castilla-La Mancha siempre ha cerrado filas en torno a Page. Son repetidas las defensas que hace su núcleo político, como su mano derecha, José Luis Martínez Guijarro, que lo erigió como “la vela encendida del socialismo clásico” y “el político más solvente de este país”. También la eurodiputada y portavoz, Cristina Maestre, que aseguró que la imagen de Page es “óptima”, según los datos del propio partido.
Sea como fuere, prácticamente cualquier persona que realice un seguimiento mínimo al presidente de Castilla-La Mancha sabe cuál será su postura al respecto de la mayoría de temas, porque siempre se ha mantenido ‘en sus trece’ y no ha variado su opinión al respecto de los principales temas que atañen a Castilla-La Mancha.
Mientras desde Génova 13 llaman al transfuguismo y a romper una legislatura legítima y elegida democráticamente, desde el Palacio de Fuensalida desoyen esas propuestas y apuestan por el diálogo y el consenso, también con el propio Partido Popular, para firmar acuerdos que perduren en el tiempo, y que no queden en papel mojado.