El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha vuelto a trazar una línea de separación con el Gobierno central. Durante una visita institucional a Calera y Chozas (Toledo), ha reconocido que comparte "muchas cosas" con el Ejecutivo de Pedro Sánchez, especialmente en lo relativo a políticas sociales, laborales y medioambientales. Sin embargo, ha denunciado que el país está siendo dirigido con "el mando a distancia en manos de un fugado de la justicia española que odia a España", en clara alusión al expresidente catalán Carles Puigdemont, convertido en pieza clave para la gobernabilidad del actual Ejecutivo.
Page ha denunciado que esta situación, junto a los escándalos que salpican a miembros del PSOE, ha provocado "un bajonazo moral a todos los progresistas, a todos los socialistas y en general a la sociedad española". Lo ha hecho al ser preguntado por su valoración sobre el Gobierno central dos años después de las elecciones generales, y en un contexto en el que la “espiral de corrupción” que afecta a algunos entornos del partido amenaza con minar la confianza en sus siglas.
Aunque ha insistido en que hay “muchas cosas” que comparte con el Ejecutivo de Sánchez, ha subrayado que muchas de esas iniciativas “no están prosperando” y “se quedan en simples intenciones”, lo que, en su opinión, merma la credibilidad del proyecto progresista.
El presidente castellanomanchego ha ido más allá al referirse a los actuales apoyos parlamentarios del Gobierno, asegurando que hay en el Ejecutivo "socios absolutamente indeseables", a los que ha tildado de "xenófobos", "ultraderecha", partidarios de "romper el país" y de "la ruptura de la igualdad de oportunidades" en alusión a Junts. Según ha apuntado, esta dependencia es un lastre que impide cualquier tipo de celebración, incluso cuando se trata de conmemorar el segundo aniversario del Ejecutivo de coalición.
"Para mí lo que resulta desde el primer día no ilegítimo, pero absolutamente indigerible, es que el mando a distancia lo tenga un fugado de la justicia española que odia a España, que busca romperla y que literalmente solo piensa en sus propios intereses", ha recalcado ante los medios.
Pide la continuación de la legislatura "sin la esclavitud" de los socios independentistas
Por este motivo, García-Page ha planteado que, si se quiere garantizar la continuidad de la legislatura, debe hacerse "sin la esclavitud de los socios independentistas". "Poder seguir tiene que ser sin la factura tan alta que está pagando España y que estamos pagando particularmente los que estamos en el gobierno", ha subrayado, visiblemente incómodo con los pactos que sostienen a Sánchez en la Moncloa.
Por ahora, ni el PSOE federal ni el entorno de Pedro Sánchez han respondido oficialmente a las declaraciones de Page, aunque no es la primera vez que sus opiniones desentonan con el discurso oficial de Ferraz. Un desmarque que refuerza su imagen de barón díscolo, pero también la de un dirigente que trata de representar a una parte del electorado socialista descontento con los actuales equilibrios de poder en el Congreso.