Aquello a lo que apuntaban los pronósticos más sensatos empieza a tomar cuerpo: todas fuerzas andaluzas menos una situadas a la izquierda del Partido Socialista acordaban ayer “poner en marcha un proceso programático conjunto, crear equipos técnicos para seguir avanzando y trabajar por candidaturas con liderazgos sociales de consenso”.

La confluencia de todas ellas confirma la soledad política de Adelante Andalucía, la marca fundada en 2018 por Podemos e Izquierda Unida y refundada el año pasado por Teresa Rodríguez tras la traumática ruptura del grupo parlamentario, donde 11 diputados se mantuvieron alineados con la dirigente gaditana y solo seis siguen guardando lealtad a Unidas Podemos.

Aunque numéricamente los primeros casi doblan a los segundos, la peor parte en el divorcio de la primigenia Adelante se la llevaron Rodríguez y los suyos, expulsados del grupo con el infamante y abusivo estigma de ‘tránsfugas’ y desterrados al purgatorio invisible de los denominados ‘diputados no adscritos’.

Todos para una

Si el grupo musical ‘Ella baila sola’ que sirve de falsilla al título de esta crónica era en realidad un dúo, en el nuevo Adelante Teresa sí baila sola: sin ella, ese Adelante no sería nada electoralmente.

Aunque en su coalición también están integrados los nacionalistas de izquierdas que militan en las pequeñas formaciones Izquierda Andalucista, Primavera Andaluza y Defender Andalucía, lo que realmente da consistencia a la marca es Anticapitalistas Andalucía, cuya proyección electoral depende a su vez y de forma casi exclusiva de Teresa Rodríguez.

La semana pasada, la política gaditana fue elegida por unanimidad candidata de Adelante a la Presidencia de la Junta, por la que se propone pelear bajo la bandera de un andalucismo con ecos soberanistas que sus antiguos aliados han querido desacreditar identificándolo con las CUP catalanas.

Sumar poco, restar mucho

Pero si Adelante es sobre todo Rodríguez, el frente amplio anunciado ayer es sobre todo Unidas Podemos. Si difícilmente Adelante obtendría representación de no tener a la dirigente de Rota como cabeza de cartel, difícilmente alguno de los partidos coaligados con Unidas Podemos en el nuevo frente obtendría representación de acudir en solitario a las urnas.

El escueto comunicado de ayer, acompañado de una foto de familia de diez dirigentes entre los que no había ninguna estrella cuyo fulgor apagara al resto, estaba suscrito por: “Izquierda Unida, Podemos, Más País Andalucía, Partido Comunista de Andalucía, Verdes Equo Andalucía e Iniciativa del Pueblo Andaluz”.

La virtualidad de ese frente todavía sin nombre es evitar fugas que si bien no serían bastantes para dar representación a los pequeños partidos integrados en él, restarían a Unidas Podemos papeletas decisivas para no ver mermadas sus expectativas electorales.

Más País o Equo se quedarían casi con toda seguridad sin representación de concurrir en solitario a las autonómicas –en las generales de 2019 fueron juntos y sumaron 56.000 votos, equivalentes al 1,82 por ciento–, pero las pocas decenas de miles de votos que obtendrían habría que restarlas de la ya de por sí magra y desperdigada bolsa de Unidas Podemos: 560.00 papeletas en las legislativas de noviembre de 2019 y casi la misma cantidad –584.000– en las autonómicas de diciembre de 2018, entonces bajo la marca de Adelante Andalucía que incluía a verdes y andalucistas de izquierdas que, ciertamente, hacían bulto en la foto pero cuya aportación en votos no parece que fuera electoralmente significativa.

El milagro de Bendodo

Llama la atención que los redactores del comunicado mencionaran por separado a Izquierda Unida, al Partido Comunista y a Podemos, cuando el segundo está integrado en la primera y ambos forman tándem con el tercero en Unidas Podemos por Andalucía.

Y lo mismo sucede con Más País Andalucía e Iniciativa del Pueblo Andaluz, ambos integrados en la marca conjunta Andaluces Levantaos, que al igual que Unidas Podemos no figura como sujeto del ‘frente amplio’, que es la expresión utilizada por la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz para designar el proyecto político que se propone liderar y que sustituiría al actual de Unidas Podemos.

Hasta ahora, las perspectivas proyectadas por los sondeos son poco halagüeñas para estas izquierdas en conjunto, que verían rebajada su representación de los 17 escaños de 2018 a una horquilla de entre 9 y 16, y ello concediendo el beneficio de la verosimilitud al Barómetro Andaluz –bajo supervisión del consejero de Presidencia Elías Bendodo–, que en su oleada de diciembre pasado le otorgaba nada menos que un 2,6 por ciento y 1 diputado a Andaluces Levantaos.

Debe ser de los pocos casos en la historia demoscópica en que se concedía representación un partido que ni siquiera se había presentado públicamente en las fechas en que el Barómetro hacía sus entrevistas. El ‘milagro de Bendodo’, que también atribuía 12 diputados a Unidas Podemos y 3 a Teresa Rodríguez, parecía transmitir el mensaje de que ir separados no tendría penalización electoral. Desde luego, para quien con toda seguridad no lo tendría es para el PP, para quien la división de las izquierdas siempre será una buena noticia.