Cientos de personas se echaron a la calle este jueves en Málaga para protestar por las nuevas restricciones del agua de la Junta de Andalucía. La calle Larios de la capital de la Costa del Sol ha acogido la protesta que convocaron miembros de varios sectores afectados, bajo el lema “sin jardines ni piscinas nos vamos a la ruina”. Empresarios y trabajadores de la jardinería, piscinas, socorrismo, viveros y apartamentos turísticos se han unido para pedir “un reparto equitativo” del agua.

Las medidas impuestas por el Gobierno de Moreno Bonilla por la sequía han provocado una situación insólita: mientras los turistas se refrescan dándose un baño en las piscinas de los hoteles, los andaluces tienen prohibido llenar de agua las de sus casas y comunidades de vecinos. “La paradoja del agua”, como lo han denominado los convocantes de la protesta en su manifiesto, publicado el pasado martes, es un efecto de las restricciones para hacer frente a la sequía que sufre Andalucía en los últimos meses. Empresas de jardinería denuncian que llevan desde octubre sin poder regar jardines de particulares. No ocurre lo mismo con las zonas verdes de los hoteles.

“Los jardines sedientos y los hoteles contentos”

Las restricciones están siendo devastadoras para las empresas de la Costa del Sol, que temen enormes pérdidas de beneficios y personal de cara a este verano. Sin ir más lejos, el sector del mantenimiento y abastecimiento de piscinas ha reducido un 70% su facturación esta temporada. El propio turismo que la Junta de Andalucía defiende a expensas de los propios andaluces, se va a ver perjudicado. Las empresas que convocaron las protestas explican que “cerca del 60% del turismo” de Málaga pernocta en viviendas turísticas, que tampoco pueden llenar de agua sus piscinas ni regar sus jardines. Se están cancelando reservas “a un ritmo alarmante”.

De seguir así la situación, podría haber un fuerte impacto sobre el empleo de Andalucía, fuertemente ligado al turismo y a las temporadas altas. El sector de la jardinería también se ha visto afectado. Mientras las plantas que adornan los hoteles y los campos de golf se riegan a diario, las zonas verdes y jardines de las calles y viviendas de Málaga llevan sin poder contratar estos servicios desde octubre. En el manifiesto lamentan el impacto medioambiental que esto puede tener, además de la pérdida de personal que supone: “Si no hay jardín que mantener, no hay jardinero al que necesitar”.

Otro sector que preocupa es el del socorrismo. Las empresas dedicadas a la formación y contratación del personal de salvamento para las piscinas pueden peligrar en Andalucía si la situación no cambia. Si las comunidades de vecinos, que están obligadas a contar con un socorrista, no pueden abrir las piscinas porque no las pueden llenar de agua, no necesitan contratar este servicio. Las empresas advierten de que actualmente “no hay previsión alguna de tener posibilidad de comenzar la temporada de trabajo”.

La “paradoja del agua” de los hoteles y los campos de golf de Málaga

La otra cara de la moneda son los hoteles que alojan a los millones de turistas que visitan la Costa del Sol todos los años. Las empresas denuncian que la Junta ha dado luz verde para el uso del agua en las instalaciones hoteleras. Estas no tendrán problemas para mantener sus jardines y sus piscinas a pleno rendimiento. Mientras, las comunidades de vecinos se enfrentan a un verano sin piscina. Los sectores afectados por las restricciones reclaman que “la equidad y la sostenibilidad deben prevalecer sobre los intereses comerciales”.

Alberto Garzón, exministro de Consumo, ha mostrado su apoyo a las protestas convocadas en Málaga. El que fuera coordinador general de Izquierda Unida ha calificado de “siniestro” que los turistas se puedan bañar sin problema en los hoteles, pero que no puedan hacerlo los ciudadanos con acceso a piscinas comunitarias. Garzón sostiene que la medida “sólo se entiende por razones económicas, pero no climatológicas”.

Las empresas que dependen del agua para el uso privado se han plantado. Se acerca el verano, temporada en la que tienen un mayor negocio, y de no modificarse las restricciones, se pueden ir “a la ruina”. Andrés Marín, miembro de una de las empresas que convocaron la manifestación, denuncia que “donde si hay gasto es en los parques acuáticos y en otros sectores”. La provincia de Málaga cuenta con ocho de estas instalaciones, además de 52 campos de golf. Ambos sectores no tienen ningún impedimento para despilfarrar agua en regar y mantenerse en funcionamiento.

Los sectores implicados en la protesta del jueves exigen la “intervención urgente de los organismos institucionales”. La contradicción de la Junta de Andalucía entre el uso del agua para hoteles y particulares es “claramente discriminatoria”, y desde las empresas y autónomos solicitan un “reparto equitativo de los recursos hídricos que puedan permitir un riego con limitaciones y llenado parcial de piscinas y uso limitado”.

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