Me gustaría que me hubiera sorprendido la foto de la duquesa de Alba con Antonia y Omaíta en el palacio de las Dueñas, invitada de lujo (duquesa) para un programa de los  Morancos de Triana.

Lamentablemente el esperpento nacional da para chiquilladas de una anciana y el discutible gusto de estos hermanos. Al anacronismo de la nobleza, le unimos morancos (forma despectiva y racista de llamar a nuestros vecinos del norte de África) y conseguimos que aumente la cuota de pantalla.

Entre Camps y  urdangarines hemos elegido mirarnos en la pequeña pantalla para apreciar nuestro sempiterno duermevela.