Una decisión militar, pongamos que tomar una colina o asediar una ciudad, pues ser buena o mala, puede estar bien o mal ejecutada o puede haber sido bien o mal transmitida a la tropa, pero ninguna de esas cosas significa que haya sido tomada por razones ajenas o aun contrarias a las que aconsejaría la ciencia militar.

Mal que bien, hasta ahora el Gobierno andaluz venía resistiéndose a interpretar como políticas las medidas ‘militares’ del Gobierno de España en su guerra sin cuartel contra el coronavirus.

Aunque personalmente el presidente Moreno intenta nadar y guardar la ropa, la alineación de hecho de su Gobierno con las tesis de Pablo Casado ya es innegable. No lo era hace semanas o incluso días, pero sí lo es ahora: se diría que el presidente no ha sabido aguantar el tirón radical de Génova y la FAES, manteniendo su propia manera de hacer las cosas.

Motivos inconfesables

La acusación principal que el Partido Popular y la Junta de Andalucía están haciendo al Gobierno de España es que, en su estrategia para combatir el coronavirus, ha dejado fuera de la Fase 1 de la desescalada del confinamiento a las provincias de Málaga y Granada por motivos ajenos a la ciencia sanitaria, para dejarse llevar por inconfesables motivos de orden político que en realidad se resumen en uno solo: que en Andalucía gobierna la derecha.

Lo que el comandante en jefe Moreno y sus mariscales de campo Marín y Bendodo no acaban de explicar es por qué el Gobierno socialista habría castigado también a la Comunidad Valenciana gobernando como gobierna en ella el Partido Socialista.

No faltan, sin embargo, en las filas conservadoras quienes creen haber dado con la explicación: como el andaluz, el castigo a Valencia tampoco está justificado sanitariamente, pero le sirve al Gobierno para disimular los verdaderos motivos por los que ha escarmentado a Andalucía, pues el castigo a una comunidad socialista demostraría que sus razones no tienen sesgo ideológico.

Con esta pirueta queda fuertemente anudado el lazo argumental en torno al cuello del Gobierno: Andalucía habría sido castigada por motivos políticos, mientras que Valencia lo habría sido para ocultar los motivos políticos que estarían detrás de la condena andaluza.

Las razones de Valencia

Más allá de que tenga o no razón, Ximo Puig tiene razones. Las quejas del presidente valenciano contra el Gobierno de España son de naturaleza diametralmente distinta a la de las quejas de Juanma Moreno porque se sustentan en razones ‘militares’, no políticas.

Lo que sostiene Puig es que la decisión de tomar el lunes 11 la colina denominada Fase 1 puede que estuviera bien tomada por el alto mando, pero no pudo estar peor comunicada y, en consecuencia, peor ejecutada; las patrullas valencianas quedaron rezagadas en el ataque por no haber sido informadas en tiempo y forma por el Mando Único de los detalles para llevar a cabo con éxito la ofensiva: “No nos dijeron cómo teníamos que atacar y ahora nos castigan por atacar mal”, ha venido a decir el president.

Lo que, en cambio, sostiene Moreno, aunque lo sostenga por personas interpuestas como Marín y Bendodo, es que las razones del Gobierno para haber dejado fuera de la Fase 1 a Málaga y Granada “no son razones sanitarias, sino políticas”, aunque, al contrario que la Generalitat, la Junta no ha hecho público el informe técnico remitido al Ministerio de Sanidad para justificar su cambio de fase.

Se alinea así el presidente de la Junta con las posiciones duras de Pablo Casado y la FAES, embarcados ambos en la estrategia aznarista de que en momentos de crisis hay que golpear más fuerte que nunca al Gobierno porque es cuando la gente está más necesitada de culpables. Con un maldito virus no puedes hacer que la gente se indigne; con un Gobierno, sí.