La venganza de ‘el Sebas’ empieza a cumplirse. El exconcejal y expresidente provincial del PP Sebastián Pérez ha visto esta mañana cómo surtía efecto su amenaza de entregar la Alcaldía de Granada al socialista Francisco Cuenca si sus excompañeros de partido no arrebataban de una vez por todas la vara de regidor a Luis Salvador (Cs).

Los concejales del PP han abandonado el gobierno local, dejando a Salvador solo con sus tres concejales, de los cuales, además, solo José Antonio Huertas le mantiene su apoyo al cien por cien.

Un alcalde en la trinchera

Los siete concejales conservadores formalizarán este mismo martes la renuncia a todas sus competencias y su salida del gobierno. Así lo ha anunciado el presidente provincial del PP de Granada, Francisco Rodríguez, durante una rueda de prensa, junto a los ediles del PP, convocada de urgencia tras constatar que Salvador –en su día dirigente y senador del PSOE– les “ha dejado claro que no se va y se queda en la trinchera".

La ajustada aritmética arrojada por las elecciones municipales de 2019 han permitido a Pérez cumplir sus ansias de venganza, nacidas de la negativa de Salvador a cederle la Alcaldía durante los dos años que restan de legislatura, tal como el propio PP reconoce ahora que se pactó entonces. De los 27 concejales, la izquierda suma 13 y la derecha 14: la llave, pues, de la Alcaldía la tiene Pérez.

Como cabía prever, los febriles contactos mantenidos hasta bien entrada la noche del lunes no dieron fruto. En realidad, no podían darlo pese a los esfuerzos de Salvador por conservar la que sin duda es todavía la principal plaza municipal de Cs en Andalucía y prácticamente en toda España.

Salvador ha venido gobernando con el PP y el apoyo externo de Vox, que a su vez siempre se opuso a que Sebastián Pérez fuera alcalde, no tanto por discrepancias ideológicas con él como por un enfrentamiento personal con el portavoz ultra, Onofre Miralles, que venía de años atrás, cuando ambos compartían militancia en el PP.

Una debilidad extrema

Quien en esta crisis queda en una posición más desairada es el líder andaluz de Cs y vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, quien hace solo dos semanas aseguraba, en línea con la líder nacional naranja Inés Arrimadas: “No barajamos la posibilidad de que Granada cambie de alcalde porque eso no está en ningún acuerdo".

¿En ningún acuerdo? No es eso lo que dice el Partido Popular de Granada y respalda la dirección regional del partido: tras las municipales de la primavera de 2019 hubo un ‘pacto 2+2’ según el cual Salvador sería alcalde dos años y un concejal del PP los dos años siguientes.

Sin embargo, cuando Sebastián Pérez intentó hacer valer ese acuerdo ante su partido no encontró el más mínimo respaldo: por eso acabó abandonando la militancia en el PP tras casi 40 años, aunque conservó el acta de concejal.

La debilidad de Marín y de su partido es tan extrema que apenas cuentan con defensas para conservar la valiosa plaza de Granada. No pueden romper el Gobierno de la Junta porque no tienen adonde ir: su única esperanza de seguir en la política institucional es encomendarse a la generosidad del PP.