Por unos momentos, cuando vi la promoción del programa Salvados sobre Doñana, me ilusioné, mucho, con la posibilidad de que sirviera como revulsivo para que, en toda España, se conociera lo que está pasando en el Parque Nacional de Doñana y su entorno natural. Son los peligros que se ciernen sobre Doñana, Patrimonio de la Humanidad, y un lugar único en el mundo.

Lejos de ver un programa que analizara todos los peligros que amenazan el Entorno Natural de Doñana  (END), el programa, de manera incomprensible, se centró solo en uno: el de la extracción de agua causada por lo pozos ilegales de los pequeños propietarios autóctonos de tierras dedicadas a la agricultura de los frutos rojos. Y es que el agua, es vital para Doñana. Sin ese agua, que cada vez le llega menos, Doñana desaparecerá.

Pero el programa obvió a las grandes multinacionales, con terrenos en la zona, que utilizan una agricultura mucho más intensiva y dañina para el END. Pozos ilegales que roban el agua a Doñana, y que el Gobierno andaluz, del PSOE, ha obviado durante años por puros intereses electorales. Y estos peligros no los invento yo, ni Podemos: son avisos de organismos como la ONU.

Pero Jordi Évole, por motivos que debería explicar, decidió obviar también el Dragado del Río Guadalquivir hasta Sevilla, amenaza constante y que, a pesar de promesas y declaraciones, sigue existiendo.

La de la apertura de la mina de Aznalcóllar, tercera amenaza del END, que por si algo es recordada es por desastre ocurrido en 1998. Nunca se me olvidarán las imágenes de las toneladas de lodos y aguas ácidas que amenazaron como nunca Doñana.

Y como última amenaza, la de Gas Natural, que sigue construyendo un almacén de gas, como el del Castor, en Doñana y su entorno. La empresa de la que fue consejero Felipe González. Un claro ejemplo de puertas giratorias. Doñana está pagando aquel sueldo millonario de González.

Todos estos peligros han sido silenciados en ese último programa de Salvados. A los poderosos no se les puede tocar. Que los acuerdos entre Atresmedia y Gas Natural Fenosa, tan lucrativos para la primera, no se pueden poner en peligro haciendo un genuino reportaje de información contando la verdad. La verdad de los peligros que rodean a una joya que tenemos que dar en herencia a las generaciones futuras, que tenemos que conservar en la certeza de que males mayores acarrearía su desaparición o su deterioro.

La única conclusión que podemos sacar sobre el enfoque del programa es que busca dar justificación a un proyecto de trasvase de la cuenca del Tinto-Odiel-Piedras hacia el Guadalquivir. Un trasvase insostenible bajo cualquier criterio medioambiental, que sólo daría pingües beneficios a las empresas constructoras, no dando solución real a los agricultores de la zona, ya que el agua de la primera cuenca no tiene garantías de no estar contaminada por las explotaciones mineras y que incrementaría el número de hectáreas de regadía en una zona que precisa, no su aumento, sino su disminución.