En Andalucía, 64 niños y niñas necesitan una atención sanitaria dentro del colegio durante toda la jornada lectiva. El 90% están escolarizados en Educación Primaria. Sin embargo, sólo cuatro disponen de un/a enfermero/a escolar y los recursos necesarios para llevar una vida, lo más “normal” posible dentro del colegio, se convierte en una ardua labor de lucha desesperadas de sus familiares.

Leo Gago, Arbel Jotsue y Dylan Campos, son sólo tres ejemplos de muchos. Cuentan con el apoyo de Ana Laura Jurado Herrera, de 24 años que con parálisis cerebral y estudiando un Grado Superior, ha aprovechado el período de matriculación del próximo curso para hacer viral la nueva campaña “Por una enfermera escolar en Andalucía” con la que visibilizar la problemática de la falta de asistencia que no llega pese a las promesas del partido popular.

Ni política ni dinero: es un derecho

Mientras la Junta de Andalucía se gasta tres millones en anunciarse en la NBA o 38 en la campaña de turismo “Andalucía Crush”, el gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla no quiere invertir dos millones al año, que es la inversión que las familias han calculado que cuesta este servicio, con el que ver cubiertas sus necesidades.

Arbel, Dylan y Leo tienen los mismos derechos a la escolarización que el resto de menores de Andalucía, con la única diferencia de necesitar una atención sanitaria las 5 horas lectivas para poder acudir a clase. Recursos que debe proporcionar la administración pública, en este caso la Junta de Andalucía. Ni es responsabilidad de los equipos directivos de los centros escolares, ni de la buena voluntad de docentes o PTIS (técnicos de integración social). Son tareas y competencia exclusiva de enfermería.

Leo Gago, 5 años. Atrofia muscular espinal

Leo Gago tiene 5 años y una enfermedad neuromuscular degenerativa. Es de Borjumos (Sevilla), y no tiene ningún problema cognitivo pero necesita apoyo y seguimiento. Su enfermedad: atrofia muscular tipo 1, no tiene cura pero desde que nació en Japón se le provee un medicamento que aporta la neurona SMN1 permitiéndole tener cierta calidad de vida.

Leo tiene una profesora de apoyo pero no la ha visto nunca. No sólo para él, sino para muchos niños. A principio de curso vinieron algunas veces enfermeras del centro de salud de Bormujos, pero les llamaron la atención: no les correspondía a ellos. El problema de Leo reside en la respiración porque no hay nadie que le asista cuando vomita o tiene secreciones corriendo el peligro de aspiración y por consecuencia de asfixia.

Arbel Jotsue, 9 años. Problema motor

Otro caso singular es el de Arbel Jotsue, tiene un problema motor y ventilación no invasiva, nebulizador, botón gástrico, entre otras dolencias. Necesita muchos cuidados, que al igual que Leo, precisa de una atención continuada. En el caso de Arbel, es su madre la que se encarga de él hasta en tres ocasiones diarias durante la jornada escolar. Comenzó el colegio cuando tenía 7 años, al comenzar el período obligatorio, antes no pudo porque su colegio Huerta del Carmen, ni siquiera tenía acceso adaptado.

“Tengo que volver a mediodía, antes de que salgan al recreo, para darle de comer, cambiarle el pañal, darle la medicina, hacerle aspirado y suero, lo dejo tranquilo y me voy, pero vengo tres veces al día, y con una niña pequeña de cuatro meses, es más complicado”, nos cuenta la mamá de Arbel.

Dylan Campos, 6 años. Sin escolarizar

Por último, conocemos el caso de Dylan Campos, está escolarizado en el colegio Virgen del Amparo, cerca del Hospital de la Línea de la Concepción, en Cádiz. Necesita un cuidado de 24 horas diarias, y el padre confiesa “no haber tenido ninguna aceptación ni apoyo, al principio le quisieron poner una auxiliar, pero al ver el informe del niño no se quiso hacer cargo y renunció. Este año sólo ha podido ir un día, que además llovía a mares, y mi mujer estuvo esperando cinco horas en el banco del zaguán del colegio, por si se complicaba la cosa y tenía que entrar a atender a nuestro hijo. Los políticos se respaldan en decir que el hospital está cerca, pero no es lo mismo”.

La familia de estos tres niños, junto a otros padres de Andalucía que están en la misma situación, estuvieron en el Parlamento y allí las consejeras de Educación y Sanidad, y el mismo presidente de la Junta dijeron que iban a buscar una solución y que este curso (2023/24) iban a poder ir al colegio.

El presidente les dijo a las consejeras que anotasen los nombres y teléfonos para estudiar cada caso de manera detallada. Hasta hoy día nadie se ha puesto en contacto con ellos, de forma que por ejemplo Dylan sigue sin poder ir al colegio.

Juanma Moreno juega con la ilusión de los niños que piden ir a la escuela

“Me llamo Dylan, tengo 6 años, quiero aprender a leer, a sumar. Todo eso. En octubre cumplo 7 años. Quiero tener 200 amigos. Me falta una enfermera, el presidente Juanma Moreno me ha prometido una enfermera”

Las familias que llevan años peleando por este servicio trasladan reiteradamente a la Junta de Andalucía su necesidad de visibilizar la causa, y sobre todo, de recibir asistencia para que los menores con problemas de salud puedan disfrutar de una escolarización normal: es un derecho.

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