Elías Bendodo, presidente de los populares malagueños, Benalmádena venía a ser como una isla en su mapa azul gaviota de la Costa de Sol, teñida por la pincelada arco iris de un gobierno municipal de coalición presidido por el socialista, Javier Carnero.

Como era de prever desde el primer día de constitución del actual equipo de gobierno municipal de Benalmádena, se enfrentaba con el estigma de su propia estabilidad, asediado por el continuo mercadeo de los populares, especialistas en poner en almoneda cualquier compromiso de lealtad.

Paloma García, es la gaviota elegida, para sustituir a Javier Carnero, víctima de una moción de censura, tan injusta como irremediable. Javier ha combatido contra una terrible deuda heredera de los desgobiernos anteriores, y con la singularidad de parte de los componentes de gobierno. Se le puede acusar de coraje, sociabilidad, decoro y pasión por su pueblo.

Los populares nos anuncian que acaban con una etapa de desgobierno con la moción de censura. Es lógico, para ellos todo lo que no gobiernan es desgobierno. Lo malo es que cuando gobiernan, se les tuerce el guión, y los ciudadanos soportamos las lamentables consecuencias de la propaganda e inoperancia al unísono.

Benalmádena ya no será una isla, porque pertenecerá a otra isla ribereña (Costa del Sol), rodeada por otra isla (Andalucía), vilipendiada por parte de una península, a su vez unida y aislada por la parte que más le une al continente europeo. Este pequeño galimatías geopolítico, responde al juego que nos propone Bendodo por su avidez en acumular bastones de mando cercanos.

En una época que nadie puede estar aislado, predominan las soledades de los agobios personales, las islas están frente a tu espejo personal. Lo lamentable es que aparte de los lugares comunes de manualillo político contra el aislacionismo de vecindad, nada nos anuncia que la Niña de Benalmádena, vaya a salir de la crisis que nos asola, ni que la mayoría de sus ciudadanos van a estimularse y mejorar por las traiciones municipales.

Debiera de ocuparme de la terrible predicción de George Soros sobre el euro, que hasta ahora para su beneficio y nuestro maleficio se equivoca poco. De distinguir entre préstamo cariñoso europeo o rescate malicioso de la banca. De los fines de semana de Divar. De la ida de Arenas. De La Roja. De los malayas. Del guiño de Correa. Del carrete sin fin que nos envuelve. Pero he cogido la primera página de un tren de cercanía, para expresarle mi solidaridad a Javier Carnero sin aislamientos.