La presidenta en funciones de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, lanzó el pasado lunes la pregunta a los candidatos de PP y Ciudadanos en el debate a cuatro ante las cámaras de Canal Sur y volvió a repetirla ayer: si entre los dos no obtienen mayoría necesaria de 55 diputados para desalojar al PSOE, como es su intención, ¿bloquearán la legislatura como lo hicieron en 2015, cuando hubo que esperar 80 días para materializar una investidura que era la única viable?

La pregunta de Díaz era oportuna, pero debió hacérsela no solo a Juanma Moreno y Juan Marín, sino también –también y sobre todo– a Teresa Rodríguez, candidata de Adelante Andalucía y, a tenor del solemne y reiterado compromiso de Cs de no hacer de nuevo presidenta a Díaz, depositaria de la llave que permitiría abrir esa puerta de entrada a toda legislatura que es la investidura presidencial.

Dos llaves maestras

Si las encuestas aciertan, y todo indica que lo harán en lo que a esta cuestión se refiere, el 2 de diciembre los electores andaluces entregarán dos llaves maestras: una a Ciudadanos y otra a Adelante Andalucía.

Salvo en el remoto escenario de sumar mayoría absoluta con el PP, los naranjas ya han dicho que no harán uso de la suya, de manera que la única llave operativa para desbloquear la cerradura parlamentaria será la que tengan en sus manos Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo.

De ambos dependerá en última –e incluso en primera– instancia que haya o no haya bloqueo. De ambos y, naturalmente, de la candidata Díaz, que deberá hacer lo que esté en su mano para convencer de que la hagan presidenta a quienes han sido implacables adversarios durante el mandato 2015-2018.

Una diferencia crucial

La diferencia crucial entre marzo de 2015 y diciembre de 2018 es que entonces Susana tenía dos socios posibles, Ciudadanos y Podemos, mientras que ahora solo tiene uno, Adelante Andalucía. Eso significa que todas las miradas se girarán hacia la confluencia de Podemos e IU, sobre quien recaería en primer lugar la responsabilidad de una investidura truncada que desembocaría en la repetición de elecciones.

Aunque el objetivo de PP y Ciudadanos es lograr la mayoría absoluta de 55 diputados, de no producirse esta circunstancia –que ninguna encuesta avala– se darían por satisfechos si sumaran entre los dos más diputados que el PSOE: no porque pudieran lograr la Presidencia, sino porque podrían bloquear la legislatura.

El dilema

Ciertamente, si PP y Cs presentaran un candidato conjunto para disputarle la Presidencia a Susana Díaz, su derrota sería segura porque PSOE y AA votarían en contra y los noes de la izquierda sumarían más que los síes de la derecha. Solo si AA se abstuviera en vez de votar no, resultaría investido el candidato conservador.

Aun así, Adelante Andalucía se vería antes o después impelido a dar su voto favorable a la candidata socialista, ya que en caso contrario la legislatura quedaría bloqueada al asumir la confluencia de izquierdas el ventajismo propio del perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Es verdad que, en tal caso, Rodríguez y Maíllo no contravendrían su compromiso de no permitir un gobierno de la derecha bajo ninguna circunstancia, pero serían responsables políticos directos de una repetición de las elecciones en la que fácilmente podrían salir mal parados.

Cabe, pues, conjeturar razonablemente que la negociación de verdad complicada entre el PSOE y AA no tendrá lugar durante el trámite de la investidura, sino durante la legislatura misma. En el anterior mandato, lo díficil para Díaz fue ser investida presidenta, mientras que lo fácil fue gobernar; en el próximo puede que ocurra justo lo contrario, que la investidura sea fácil y gobenar sea un infierno.

El procedimiento

Como se sabe, el candidato a la Presidencia debe presentar su programa y someterlo a la Cámara. Si no suma mayoría absoluta en la primera votación, se procedería a una segunda 48 horas después en la que ya sería suficiente la mayoría simple para obtener la Presidencia.

De no votar a favor de Díaz todos los diputados de Adelante Andalucía –o al menos los suficientes para sumar con los socialistas un voto más que PP y Cs juntos–, el bloque de centro derecha podría intentar la investidura de un candidato propio.

El intento fracasaría, desde luego, pero la legislatura quedaría atrapada en un bloqueo que estaría en la mano de AA evitar haciendo presidenta a Díaz. Si en dos meses ningún candidato hubiese obtenido la Presidencia de la Junta, se disolverá el Parlamento y se convocarán nuevas elecciones.