Un grupo de catalanes residentes en Andalucía hablan de independencia y situación política catalana en Los Remedios, el distrito sevillano con fama de españolista y conservador y donde raro es el bloque de pisos que no luce entre sus balcones alguna bandera española. María ha llegado con veinte minutos de retraso de la hora fijada. Lo hace sin las banderas andaluza y catalana con las que íbamos a ilustrar fotográficamente este reportaje. Marta saluda al resto de catalanes que esperan su llegada, independentistas, no independentistas, favorables al derecho a decidir y de todos los colores políticos de los que se compone el mapa político catalán. “Cómo vamos a separar España si lo bueno es la diversidad que tenemos?”, dice esta florista que se siente “catalana, catalana” y que está harta de que los políticos estén “dañando la convivencia”. Esta mujer que lleva más de tres décadas viviendo aquí es el alma máter del Casal de Catalunya en Sevilla, la entidad que difunde la cultura y lengua catalanas en Andalucía, la tierra de la que salieron cerca de un millón de trabajadores en busca de futuro en la Cataluña próspera e industrial de la década de los 60 que en poco se parece a la Cataluña de hoy que sufre la crisis como el resto de España. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]VOTANTE DE ERC, PERO NO INDEPENDENTISTA[/cita] La debilidad económica hace pensar a Antonio que la independencia es “inviable”, aunque él se confiesa nacionalista, “por supuesto”, y votante tradicional de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) hasta que lo dejó todo tras enamorarse de una andaluza. Este nacionalista catalán y “apasionado de la historia de Andalucía”, que está convencido de que en Cataluña “todo el mundo es nacionalista”, se queja de que la situación política catalana está “embrutecida”. “No se va a solucionar nada con el independentismo, como no se salva un matrimonio teniendo un niño”, expresa este abogado que, sorprendentemente a lo que se pudiera pensar de un simpatizante de ERC, apela al ‘seny’ de los políticos españoles y catalanes “para que después de las elecciones dialoguen en serio y busquen una solución pactada a este choque de trenes”, sostiene quien echaría la papeleta de Junts pel Sí” para obligar al Gobierno central a sentarse y dialogar. HIJO DE REPUBLICANO Y SOBERANISTA Juan Batlló no ha acudido a la cita, está viajando en tren desde Barcelona a Sevilla. Regresa después de participar en la multitudinaria manifestación del 11 de septiembre, en la que un millón y medio de personas salieron a la calle a favor de la independencia. Juan, hijo de un republicano catalán que llegó a Andalucía después de la Guerra Civil porque en Cataluña no le daban trabajo “por rojo”, es el único de sus hermanos que no nació en Barcelona, hecho que no le impide defender exacerbadamente su catalanidad a sus 71 años. Este catalán de origen, pero andaluz de nacimiento, es independentista como “respuesta al menosprecio” que dice haber sentido durante toda su vida en Andalucía, comenta por teléfono. Juan habla catalán pero no sabe escribirlo porque no tuvo la oportunidad de aprenderlo. No puede votar, pero si pudiera hacerlo no tendría duda en votar la lista Junts pel Sí, que defiende la declaración unilateral de independencia en caso de que los diputados soberanistas sumen mayoría absoluta en el Parlamento catalán. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]UN EJECUTIVO CONTRA LA SEPARACIÓN[/cita] Raúl Roldán se ha casado hace una semana con una andaluza que conoció hace diez años. Este director comercial de una empresa energética está de acuerdo con el derecho a decidir “siempre que voten todos los ciudadanos españoles”, caso en el que votaría 'no' a la independencia. El recién casado acusa al nacionalismo catalán de “reescribir la historia” e invita a mirar “qué ha sido Cataluña en los últimos mil años y se den cuenta de que nunca ha sido un Estado independiente”. Este hombre del mundo de la empresa cree que la independencia sería un drama para la economía catalana. “El 80% de lo que produce Cataluña se vende en el mercado español, ¿cómo va a sostenerse un sistema productivo con un mercado interno de sólo seis millones de consumidores?”, se pregunta y responde a la vez quien, de poder votar, lo haría por PP o Ciudadanos. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]UNA PROFESORA DE CATALÁN EN SEVILLA[/cita] Adela imparte clases de catalán en Sevilla y hablar de la posibilidad de que Cataluña se independice le produce dolor: “Así no se puede vivir, Cataluña está paralizada”, se desahoga esta tarraconense que ha votado a ERC desde que obtuvo la mayoría de edad y que el debate sobre la independencia le ha hecho estar “harta de todas las banderas”. “Estoy de acuerdo con los argumentos de los independentistas. Es verdad que tenemos infraestructuras muy atrasadas para una zona que es y ha sido un motor económico de España, es cierto que se nos ha tratado muy mal, pero esto ya se ha salido de madre”, señala Adela, que ha tenido que soportar “comentarios absurdos” por enseñar catalán en Andalucía. La profesora que enseña catalán a andaluces que necesitan aprenderlo para irse a trabajar a Cataluña está indignada y “frustrada” porque “quienes más nos han robado resulta que han sido los independentistas”. Adela tiene la solución al conflicto entre Cataluña y España: “Tendrían que desaparecer Artur Mas y Mariano Rajoy”. A Adela solamente le entran ganas de ser independentista cuando oye “ciertas cosas”, pero luego reflexiona y se convence: “Hay que dialogar”. Esta mujer que vivió hablando catalán en la intimidad del franquismo solamente se declara “al límite de la independencia” en la defensa de la lengua catalana. “Es un patrimonio cultural que tenemos que proteger porque lo hemos perdido muchas veces”, sentencia. De poder hacerlo, el domingo no votaría por ningún partido político que defienda la independencia, “pero tampoco por quienes se oponen al derecho a decidir, que quede claro”, advierte. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]LA CULPA ES DEL PP Y EL PSOE[/cita] Merce es documentalista y, después de veintitrés años viviendo en Jerez de la Frontera, hace quince días que ha regresado a Cataluña por “razones personales”. Achaca el aumento del independentismo a la “indefinición del PSOE y la inmovilidad del PP”. Se define como “de izquierdas no independentista” y no entiende que ERC se haya aliado con la “derecha neoliberal de las retallades”, en referencia a la alianza electoral con el partido de Artur Mas. A Merce le preocupa que los medios de comunicación estén alterando la convivencia entre Cataluña y España: “La televisión pública catalana manipula la historia y los insultos de las televisiones españolas de la caverna, sólo producen más independentistas”, enfatiza. El domingo todos estarán delante del televisor y con el teléfono encendido a la hora del escrutinio para saber qué habrán votado sus padres, sus hermanos, sus amigos de toda la vida, sus vecinos o sus excompañeros de trabajo. Ellos no podrán votar porque están empadronados en Andalucía. O como dice María: “Somos ciudadanos en tierra de nadie, porque en Cataluña nos tachan de españolistas y aquí se piensan que somos independentistas”. Los padres de Raúl Roldán, que lleva una semana casado con una andaluza, son los únicos que tienen claro sus planes de futuro: “Si Cataluña se independiza, lo vendemos todo y nos venimos a vivir a Andalucía”.