El de la caja B de financiación ilegal del Partido Popular debe ser el único caso de corrupción política directa en el mundo democrático en el que no existen responsabilidades políticas ni directas ni indirectas. Ni siquiera el caso Gürtel se le puede equiparar en excelencia a la hora de escaquearse de esa ‘maría’ de nuestra democracia llamada ‘Asumir Responsabilidades Políticas’. Se trata, por lo demás, de una asignatura de temario y estructura que cambia mucho según el territorio donde se imparta y que tiene además la extrañísima particularidad de que en muchas ocasiones no admiten haberla aprobado ni siquiera los que lo han hecho. O lo admiten retrospectivamente, como ha ocurrido con el expresidente andaluz José Antonio Griñán, que dimitió en el verano de 2013 porque la jueza Mercedes Alaya le estaba pisando los talones, lo que él podría haber aprovechado para publicitar su dimisión en clave de responsabilidades políticas por el escándalo de los ERE, pero decidió no hacerlo. Ciertamente, Griñán ha admitido que su dimisión fue una asunción de sus responsabilidades políticas, pero lo ha admitido ¡dos años después de asumirlas! Demasiado tarde para que ese reconocimiento pueda, sin controversia académica, contabilizarse como un aprobado de la dichosa asignatura. Ahora bien, como ejercicio de escaqueo de la asignatura el caso de la caja b del PP es de nota. De nota alta. El juez instructor de los papeles de Bárcenas, Pablo Ruz, consideró acreditado que el Partido Popular dispuso de una contabilidad opaca entre 1990 y 2008 y que con ese dinero negro sufragó campañas electorales, pagó sobresueldos a dirigentes, entre ellos el propio presidente del partido, y financió las reformas de varias de sus sedes. El magistrado entendía en su auto de casi 200 páginas que hay “sólidos y fundados indicios” de que durante esos 18 años el PP utilizó “diversas fuentes de financiación ajenas al circuito económico legal” y que lo hizo además “de forma sistemática”. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]¿REPONSABILI...QUÉ?[/cita] Pues bien, nadie, es decir, n, a, d, i, e, eso es, absolutamente NADIE del partido ha asumido responsabilidad política alguna por ello. Pero no es ya que no la hayan asumido: es que ni siquiera se les pasa por la cabeza hacerlo. ¿Responsabili…qué? El Partido Socialista llegó en algún momento a ponerse serio y hasta pidió la dimisión de Mariano Rajoy, pero la pidió un poco de la misma manera que pidió suprimir las diputaciones o anular el Concordato. Puede que esa falta de insistencia en la dimisión del presidente del PP se deba a que en el fondo tampoco el PSOE cree de verdad que Rajoy deba dimitir por eso. O porque el caso de los ERE le impedía exigir a los de fuera lo que no les pedía a los de casa: pues bien, los ERE ya se han cobrado una buen montón de cadáveres, de forma de Pedro Sánchez y los suyos tienen las manos libres para tomarse en serio su propia petición de dimisión del presidente del Partido Popular. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]LA HIPÓTESIS DE EL GRAN HERNANDO[/cita] En el PP dicen lo que le dijo el constructor y concejal cordobés Rafael 'Sandokán' a un periodista que le preguntó sobre su dimisión: "¿Dimitir yo? ¡Dimite tú!". Ni Aznar, ni Rajoy, ni Cascos, ni Arenas, ni Cospedal, ni Acebes…, pero entonces ¿quién diablos mandaba en el PP durante esos 18 años? ¿Bárcenas? ¿Era él y solo él, como defiende hasta con chulería el insustituible Rafael Hernando, quien recaudaba todo ese dinero –como mínimo, más de ocho millones de euros– únicamente para sí mismo, convenciendo hábilmente a los incautos donantes de era para el partido y por tanto para España, como quien dice? Puede ser, pero para que fuera tendría que darse la inverosímil circunstancia de que los acaudalados donantes del PP fueran rematadamente tontos, lo cual es, sin ningún género de dudas, imposible tratándose de gente 1. Rica y 2. De derechas. No es que entre la gente rica y de derechas no haya tontos, por supuesto que los hay: lo que no hay es tontos en relación a Su Dinero. En la asignatura llamada 'Dinero' son unos hachas. Siempre sacan matrícula, así que la hipótesis de trabajo del Gran Hernando de que todo era cosa de 'Luis el traidor' parece ideada por un tonto. O por un listo que cree que los demás son tontos. O incluso por un listo obligado a hacerse el tonto aun sabiendo que nadie va a creerlo. Las opciones son muchas y todas de gran interés político y, sobre todo, académico. [cita alineacion="izquierda" ancho="100%"]POR QUÉ, POR QUÉ, POR QUÉ[/cita] Hay que preguntarse por qué no está apenas extendida la convicción de que el manejo de dinero negro, el fraude fiscal, el pago de sobresueldos... exigirían la dimisión de Mariano Rajoy, Javier Arenas y toda su generación política. Seguramente porque ninguno de ellos ha sido imputado por la justicia. ¿Que por qué no lo ha sido? Los jueces deberían contestar a eso. Pero si necesitamos una imputación judicial, cuando no un procesamiento y en ocasiones toda una condena, para reclamar responsabilidades políticas, entonces el propio concepto de responsabilidades políticas queda en nada, puesto que su aplicación efectiva depende de la la justicia y no de la política. Y todo ello con el agravante de que, al ser tan distintos los contenidos de la asignatura según el territorio y según el carné político del alumno que se examina, se crean insalvables agravios comparativos que van en detrimento del respeto debido por alumnos y profesores a la propia asignatura como tal, hasta el punto de quedar a los ojos del mundo convertida en lo que ahora y para desgracia de todos nosotros es y parece que seguirá siendo: una 'maría'. O todavía peor: para unos, normalmente de izquierdas, una 'maría' cuyo examen no pueden eludir y para otros, normalmente de derechas, una 'maría' a la que nunca se presentan.