Los incendios que han quemado buena parte de España este verano han puesto de manifiesto -una vez más aunque, quizá, con mayor intensidad que en otras épocas estivales- la situación de abandono a la que se enfrenta los bomberos forestales de distintas comunidades autónomas y la necesidad de aumentar la inversión en prevención.
Todavía en la actualidad, no es solo que estos trabajadores tengan que realizar muchas veces sus labores de contención y extinción en condiciones indignas, sino que en ocasiones se juegan la vida. De hecho, la última época estival se ha cobrado la vida de un bombero a causa de un accidente en la localidad de Espinoso de Compludo, cerca de Ponferrada.
En este caso concreto, las administraciones no tuvieron nada que ver, pero los compañeros del gremio coinciden en la necesidad de unos servicios fuertes para proteger a quienes pelean contra las llamas. Y urge hacerlo, dicen, esta vez antes de que pase algo para que no se repitan episodios como el de la DANA de Valencia.
La denuncia del presente escenario aborda Andalucía, donde los profesionales acusan el abandono de la Junta de Juanma Moreno Bonilla. Aquí, según denuncian voces autorizada a ElPlural.com, hace años que no se revisa el sistema de pararrayos del que disponen las casetas de vigilancia.
En caso de tormenta
Serafín Martín, representante de la Unión Independiente de Trabajadores de Andalucía (UITA) defiende que habla con conocimiento de causa desde la provincia de Almería, pero lamenta que es algo que ocurre en otros puntos de la Autonomía.
“Las casetas de vigilancia se encuentran en puntos estratégicos de todas las sierras de la provincia y en el conjunto de la comunidad”, dibuja. “Están colocadas estratégicamente en zonas altas y tienen instalaciones con placas solares (…) Pero por su ubicación tienen riesgos cuando caen rayos”, expresa. “Por eso tienen un sistema de pararrayos, que se debería revisar anualmente, además, una empresa certificada”, expone.
Sin embargo, denuncia que esta acción lleva sin producirse “desde hace mucho tiempo” que no se produce una inspección cuando, además, las deficiencias en muchas de ellas resultarían evidentes: “Por ejemplo, el cable que debería ir soterrado está al descubierto en muchas casetas. Tiene que estar al menos 50 centímetros debajo de la tierra y aquí está descubierto”. "Ni ocho años, ni diez, ni muchísimo tiempo", remarca la voz autorizada que habla para este artículo.
Martín nos cuenta que los hechos ya están en conocimiento de la dirección del centro operativo para instarles a una solución. “Es una cuestión de seguridad por el personal que está en las casetas de vigilancia, que siempre está solo. Si viene una tormenta puede repercutir seriamente en su vida”, concluye cargando contra al triunfalismo de las autoridades competentes: “No es oro todo lo que reluce”.
De hecho, denuncian que a tenor de algunas informaciones, los responsables están tomando replesalias, situando a trabajadores a hacer rutas a modo de reprimenda. "Pero vamos a seguir en la lucha", afirman.
"El mes que viene ya nadie va a hablar de nosotros"
Aunque el verano llega a su fin, los bomberos forestales no quieren que sus reclamaciones caigan en saco roto, no solo porque trabajan durante los 365 días, sino porque temen que los episodios como el del pasado agosto se repitan cada año y cada vez con más virulencia. “El mes que viene ya nadie va a hablar de nosotros, pero todo lo que podamos conseguir, bienvenido sea”, expresa la persona que atiende a este periódico desde el otro lado del teléfono.
Entre las condiciones que los profesionales han denunciado a este y otros medios de comunicación se encuentra la falta de instalaciones de lugares de trabajo, la caducidad de materiales como cascos de protección, comidas ridículas para jornadas de trabajo eternas o que no se respetan los descansos.
2025, el peor año en cuanto a incendios
2025 ya es el peor año del siglo en cuanto a superficie quemada en nuestro país se refiere, con más de 380.000 hectáreas calcinadas, casi 34.000 de ellas solamente en agosto, según la estimación del Sistema de Información Europeo de Incendios Forestales (EFFIS) de Copernicus.
Las comunidades autónomas más afectadas por las llamas han sido Galicia -a pesar de que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, le restaba importancia en las últimas horas- Castilla y León, Extremadura y, en menor medida, Andalucía y la Comunidad Valenciana, aunque zonas aisladas de otras regiones como Tres Cantos (en Madrid) se han visto asimismo superadas por la catástrofe natural.
Las consecuencias del cambio climático han entrado en conflicto directamente con la política, a la que se acusa nuevamente de falta de previsión y una excesiva dilatación en la toma de decisiones. Todo ello, mezclado nuevamente con las excusas de los dirigentes y la respuesta, esta mucho más inmediata, de quienes veían como, de no actuar, podían perderlo todo.