Martes, 2.04.- Me acuesto con mal cuerpo. En un descuido de canal me cuelan un vídeo de la comunidad de Madrid con esta cosa tan original de "volveremos a abrazarnos y a tomar cervezas". No era Mahou. En el relato, miles de banderas de España. Bueno. En el relato, zarpazo del terrorismo. Ni de madrugada se dejan el certificado de propiedad de los muertos.

Martes, 8.31.- Me despierto con varias brechas de seguridad. No sé si alegrarme de que sólo sean trescientos, pero lo cierto es que me alegro con pellizco. Siempre encuentro el modo (Renzi) de ponerme en problemas.

Martes, 9.23.- Desayuno con top manta. También quieren los gitanos de los mercadillos su pellizco de protección gubernativa. Lo que la derecha adinerada llama pesebrismo bolivariano. Ellas/ellos que recibieron las fortunas de papá por conducto notarial.

Martes, 11.25.- Las sedicentes noticias sobre la economía me siguen fascinando. Hay una honda preocupación en Baleares y Canarias por el parón del turismo. Seguramente es porque no hay turistas por el puto virus. Pero tampoco quiero aventurarme.

Martes, 12.45.- Católicos, islamistas y judíos del mundo profundamente cabreados con sus gobiernos por el intolerable ataque a “la libertad de culto” (en mi pueblo el culto era el cura, que sabía algo de francés). Por fin uno de esos escasos días de la historia del mundo en el que la razón no se deja atropellar por los imanes, los arzobispos y los sumosacerdotes.

Martes, 12.46.- Si el Dios todopoderoso es creador de lo invisible no se entiende bien tanta refracción a la ciberdevoción. Les debe parecer que internet es el demonio. Igual lo es.

Martes, 14.05.- Un analista, después de una larga charla con el jefe de la oposición, que resulta por cierto especialista en enfermedades infecciosas, ha concluido que son tres las causas del milagro portugués: uno, la situación geográfica; dos, la suerte; tres, al primer ministro no le han disparado las francotiradores de la oposición. Cada vez me gusta más ese formato de patria. Una patria con suerte.

Martes, 15.05.- Las risas interrumpen unos gurullos con conejo y caracoles, espectaculares, porque están buenísimos y porque los he hecho yo. Podrán salir a pasear las unidades familiares. Como salgan cuatro unidades de los legionarios de Cristo, nos agotan el cupo, apunta mi altocargo. El humor avecina un tiempo nuevo, sí.

Martes,18.05.- Hace unos meses, un amigo, cosmopaletismo, me dijo, es la enfermedad de Madrid. Un centralismo de paletos enriquecidos, haciendo dumping fiscal, recibiendo dinero a espuertas del negocio capitalino y la concentración empresarial, con su élite de intelectuales abrazados a una cruzada chulapona que se sintetiza de dos maneras: odio al catalán y abrazo a la bandera, desde Savater a Azúa, cuya cacofonía me repele. Nada existe fuera, salvo el desprecio a los diferentes. Ese cosmopaletismo de Ayuso, que era cosmopaletismo de Aguirre, que viene de Aznar y su boda, que tiene Casado en vena y que arregla la vida y la muerte con crespones.