Ninguna plaza, por difícil que sea, parece resistírsele a Vox. Si en abril puso a reventar el palacio de congresos de Sevilla con un mitin que congregó a 4.000 personas, ayer consiguió un nuevo llenazo, con el mismo número de seguidores, en el polideportivo Los del Río de Dos Hermanas, el más inexpugnable fortín del PSOE, con alcalde socialista ininterrumpidamente desde 1983.

Si el 28 de abril los resultados finales quedaron por debajo de las expectativas alentadas por las encuestas, Vox espera que el 10 de noviembre escaños y pronósticos vayan a la par, y sobre ello alertó ayer el líder nacional ante sus enfervorizados simpatizantes andaluces: “No nos vengamos arriban ni dejemos que las encuestas nos trastornen”, prevenía Santiago Abascal entre vivas a España o a la Guardia Civil pero no, claro está, a la Constitución Española.

Cuatro años atrás

Solo cuatro años han pasado desde la imagen de anoche en Dos Hermanas y la de 2015 en Sevilla, cuando se pudo ver sobre un atril a un solitario Abascal pidiendo el voto con un triste megáfono sin que prácticamente ningún transeúnte se parara a escuchar qué estaba gritando aquel tipo musculoso que vestía, como ahora, sin corbata y con americana y pantalones llamativamente ajustados.

Ayer en el fortín socialista, además de proclamar lo que denominó “alternativa patriótica”, Abascal abundó en los temas con los que ya brilló en el debate televisivo del lunes sin que sus adversarios de la izquierda, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, le salieran al paso para rebatir lo que, al día siguiente, las webs dedicadas a verificar las afirmaciones de los líderes certificarían como burdas mentiras.

Entre aplausos de los suyos, el otrora destacado militante y alto cargo del Partido Popular acusó de “sectarismo” a sus adversarios, advirtió del “golpe de Estado permanente en Cataluña", presumió de haber podido hablar “sin traducción simultánea” en el debate televisivo, se quejó de “las zancadillas” de los demás, aludió a las supuestas “manadas” de extranjeros que violan a las mujeres y que deliberadamente “ocultan” los demás partidos y alertó, en fin, contra los “enemigos declarados de España" que apoyaron a Pedro Sánchez, sobre quien se juramentó para no permitir “ni por acción ni por omisión” que llegara de nuevo al Gobierno.