La inauguración de los nuevos estadios de fútbol lo confirma: el poder se demuestra a base de ostentación. Si es en el ámbito del espectáculo y entretenimiento, tanto mejor. En Sevilla el mensaje lo viene a revitalizar el Real Betis, que planea una remodelación histórica de su estadio de fútbol. Pero, ¿pueden estas faraónicas obras sobreponerse al paso del tiempo y ser históricas?

A poco más de 10 kilómetros del estadio del Betis hay, sepultado bajo capas de suelo y siglos, otro monumento al espectáculo y la ostentosidad que, en su momento, se antojó eterno a sus creadores. Es el circo romano de Itálica que acaba de ser descubierto bajo el suelo de la actual localidad de Santiponce, al norte de Sevilla.

El revolucionario ha sido confirmado científicamente por un equipo que integra a geólogos de la Universidad de Sevilla y geofísicos de la Universidad de Granada, entre otros investigadores auspiciados por la Junta de Andalucía. Los buscadores de circos llevan desde 2008 rastreando el subsuelo de la Bética. Con el circo de Itálica han dado con la joya de la corona.

“Lo que hemos encontrado en Itálica supera nuestras expectativas”, dice a ElPlural.com el director de la investigación, el arqueólogo, Alejandro Jiménez Hernández. El también doctor en Geografía e Historia de la US es uno de los mayores expertos en edificaciones públicas y de espectáculos de Roma y, desde tiempo atrás, era una de las voces que afirmaba que algo más debía haber habido en Itálica.

El geólogo reseña que no se trata de excavar y hallar, hay un enorme trabajo administrativo que debe estar respaldado científicamente. La confirmación de las enormes estructuras de losa de hormigón de seis metros de profundidad mediante el LIDAR, el estudio geofísico, y la posterior confirmación de los cimientos del circo con tomografía de resistividad eléctrica, confirman la existencia de un circo de hasta 532 metros de longitud y una anchura de entre 140 metros y de 155 metros.

Dar con “el mayor circo romano de la península Ibérica y puede que uno de los más importantes de todo el Imperio, solo en un escalafón posterior al Circo Máximo de Roma, colma esa adrenalina que nos alimenta a los que nunca dejamos de buscar”, confiesa el investigador, quién podría decirse que ha encontrado su santo grial. Estaba seguro de que debía estar ahí, aunque hasta ahora no hubiera pruebas.

Revolución en la arqueología

“Cuando yo empecé a estudiar no había edificación de espectáculo romano en España, ni un solo circo”, explica Jiménez Hernández. Hoy hay nada más y nada menos que 7 solo en Andalucía. De los 7 circos, Jiménez Hernández ha trabajado en 4… “y seguramente haya muchos más”, lo que confirma que la Bética, gracias al comercio del aceite de oliva y al peso político, era una de las regiones más prósperas e influyentes del imperio.

El circo de Itálica forma parte de un complejo bien conocido en el que ya destaca el conocido anfiteatro, uno de los monumentos más visitados de la región. Los restos del circo están bajo una zona residencial de la ciudad dormitorio de Santiponce (8.507 habitantes). Ahora, llega la fase de tocar los huesos que las radiografías del LIDAR han detectado. “Los vecinos no tienen por qué preocuparse, al contrario, esto es una magnífica noticia”, valora el investigador.

Sevilla, Cádiz o Málaga, ciudades vivas, evidencian como la arqueología moderna permite valorar los restos que hubo y representar su valor histórico, sin por ello tener que alterar la vida en superficie. De hecho, Santiponce gana otro argumento más para su turismo cultural

España es uno de los pocos países en los que la tecnología de análisis espectral es pública, a través del PNOA–LIDAR. Ahora que llega la fase de los sondeos, se abre un enorme mundo de posibilidad de conocimiento histórico basado en el rigor científico, y no solo en los relatos políticos que la historia lega a generaciones, “eso es una herramienta para el conocimiento histórico fundamental”.

Una ciudad como proyecto de propaganda

Itálica, al igual que Riad o San Petersburgo, tienen en común algo, a pesar de sus enorme disparidad y distancia. Son ciudades símbolo creadas por sus dirigentes para hacer llegar al mundo su mensaje en distintos siglos. Itálica es la ciudad adrianea, fruto de la ambición del emperador Adriano, que dirigió Roma en su cénit, entre el 117-138 de nuestra era.

Itálica fue una ciudad nueva erigida en apenas dos décadas, de hecho, según los investigadores, es probable que Adriano como principal impulsor no llegara a verla en su máximo esplendor. En Itálica llegaron a vivir unas 20 mil personas, que el circo tenga capacidad para 80 mil almas da una idea de la desmedida ambición que el emperador mandó edificar en la Bética.

Itálica no era un polo económico, ni demográfico, ni de poder político, fue confeccionada como una ciudad a la gloria del emperador y eso la convierte en una “ciudad única en su tiempo”, valora Jiménez Hernández. “Adriano quería replicar a Roma, Itálica como mensaje está solo un escalafón por debajo de la capital”, lo que explica la desmedida ambición de las infraestructuras y la arquitectura de espectáculos. Era un polo de atracción de ostentación y poder.

Sin embargo, Itálica y la influencia de la Bética desaparecen de golpe entre el siglo II y III, cuando el eje de gravedad del Imperio romano se desplaza al norte de África y Cartago. El peso de la Bética estaba asentado en el aceite de oliva, un influjo económico que aupó la voz de sus senadores que, a su vez, erigieron a emperadores de la región, como fueron Trajano y Adriano.

No hay explicaciones contundentes sobre el desvanecimiento de la ascendencia Bética en Roma. Jiménez Hernández señala a la coincidencia en esas fechas de un tsunami que pudo alterar la productividad de aceite de oliva, los núcleos urbanos del actual Guadalquivir eran mucho más permeables a estos fenómenos. “Pero no sabemos qué pasó antes, si el cambio en la riqueza de la región por este fenómeno afectó al peso de los senadores o fue al revés”.

Ahora que la arqueología se abre a un nuevo mundo de posibilidades con la confirmación del circo y las nuevas tecnologías de observación, quizás tengamos más respuestas sobre quién fuimos. Por su parte, al norte de Sevilla, la aparición del mayor circo romano tras el de Roma da más argumentos para el movimiento asociativo que propone a Itálica como Patrimonio Mundial para la Unesco.