El acoso o escrache personal en el tren al portavoz socialista en la segunda sesión de la investidura fallida de Feijóo, Óscar Puente, ha dejado un reguero de desgraciadas declaraciones en inserciones en redes por parte del PP, en el que justifican la actitud grosera y amenazante del acosador y vienen a situar al ex alcalde de Valladolid como verdugo más que como víctima. Hablar de un supuesto “matonismo” de los dirigentes del PSOE y de la imposibilidad de viajar en tren porque solo lo pueden hacer, como Pedro Sánchez, en el “Falcon” presidencial, sin dar importancia al escrache sufrido por Puente, es un ejercicio de puro trumpismo a la española.

Bendodo, igual que Tellado, justifica el escrache

Tras el fracaso de la moción, el coordinador general del PP, Elías Bendodo, ha tenido la oportunidad de situar al responsable de esta acción en su sitio y al diputado agredido verbalmente en el otro. Pero, lejos de ello, el malagueño ha ido en la misma línea que su compañero –y posible rival interno-, el Vicesecretario general de Organización del PP, Miguel Ángel Tellado quien abrió la veda contra Puente justificando literalmente el escrache sufrido en un tuit que generó una amplia polémica.

Sitúa a Puente al mismo nivel que su agresor

Continúa esa misma senda trumpista cuando ha calificado a Óscar Puente como faltóne igualado a los dos protagonistas del vergonzoso incidente en el AVE de Valladolid a Madrid. El malagueño entiende que “ni fue correcto el acoso, ni proporcional su respuesta”, refiriéndose al ex alcalde de Valladolid. Yendo más lejos en la defensa del agresor, ha defendido que “al señalar al hombre que le hostigó, el diputado socialista produce rechazo en el ciudadano”. Para el dirigente popular, “se juntaron dos circunstancias que no fueron correctas”, subrayando que Puente es “un político faltón” y que, por ello, “se juntaron el hambre y las ganas de comer: un político faltón y uno enfrente que le insulta”.

Bendodo y su afición a los escraches

Y es que a Elías Bendodo, la “afición” por los escraches le viene de lejos, y el no condenarlos si quien los realiza es su partido, también. En Andalucía, aún se recuerda el desagradable escrache al que fue sometido la entonces presidenta socialista de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, por la guardia pretoriana de Bendodo, a la sazón presidente de la Diputación de Málaga y máximo responsable del Partido Popular Andaluz. Una turba de dirigentes y alcaldes del PP, escrachearon el vehículo oficial de Diaz, intentando bloquear su camino para asistir a los actos del aniversario del Museo Picasso. Todos los presentes eran personas de confianza de Bendodo, quien no participó pero sí fue responsable, ya que ese día se ausentó de la capital, tal vez para no coincidir con la socialista en el acto de aniversario del Museo. De aquel día se recuerdan imágenes como la del vicepresidente provincial del PP, Francisco Oblaré, transformado en un belicoso hooligan contra la presidenta a las puertas del hotel donde se alojaba, así como a la diputada provincial y concejala de Marbella, Francisca Caracuel, inmortalizada por la televisión dando órdenes de cortar el paso a la presidenta de la Junta por las dos salidas del Museo, una derecha extrema usando los medios de la kale borroka en el centro de Málaga.

Aconteció el incidente el 26 de octubre de 2013, cuando varios dirigentes del PP andaluz organizaron un escrache contra la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, con motivo de un acto oficial como fue el X aniversario de la apertura del Museo Picasso de Málaga.

Escrache a la presidenta de la Junta, solo un “incidente”

En aquel entonces, ni el secretario del PP regional y hoy alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, como el presidente del PP de Málaga, Elías Bendodo, no condenaron las acciones de acoso contra la presidenta. Ambos dirigentes, como sucede ahora con el acoso a Óscar Puente, se limitaron a calificar el momento como un “incidente” y se reiteraron en su postura de que Díaz debía “bajarse del pedestal para escuchar a los alcaldes” y atender a sus peticiones. Bendodo llegó a afirmar que “reivindicar un derecho no es sinónimo de acosar. Susana Díaz ha despreciado a los malagueños y ha dado la espalda a nuestros problemas”.

La historia, si no se repite, sí que rima: en aquel momento el PP no se disculpó por lo sucedido en ningún momento, como ahora.