Unos quieren más dinero y otros quieren más leyes. Durante la sesión de control de este jueves, la presidenta Susana Díaz se habrá preguntado si la oposición de izquierdas y de derechas no le habrá visto cara de Banco de España: el PP le ha exigido que garantice la equiparación salarial de los sanitarios andaluces –“los peor pagados del país”– con la media de lo que cobran en el resto de España, mientras que Izquierda Unida le ha reclamado que blinde el presupuesto de educación y Podemos ha planteado una ampliación de la partida destinada a complementar las pensiones no contributivas.

Ruido, nueces y elecciones

El único grupo de la oposición que no ha pedido dinero ha sido Ciudadanos, cuyo portavoz Juan Marín ha tenido una intervención algo enigmática al culpar a la presidenta de dar pie a comentarios sobre un adelanto electoral, motivo por el cual le ha preguntado esto: “¿Qué piensa de la estabilidad de que goza y qué hará para mantenerla?”. Hay bastante ruido preelectoral en el ambiente y el líder naranja quiso saber si la presidenta ocultaba astutamente las nueces que justificarían todo ese estrépito.

Como cabía esperar, la presidenta se hizo más bien la loca. Se limitó a recordarle genéricamente a su socio de investidura que “la estabilidad depende de todos, no solo de usted y de mí”, pero nuez, lo que se dice propiamente nuez, no le enseñó ninguna.

Marín, sin embargo, no se dio por vencido y, además de pedir que se apuren los tiempos del calendario legislativo, volvió a la carga: quería pruebas de que Díaz no esconde en la manga la carta de un adelanto. La prueba que su socio de investidura pidió fue esta: el compromiso de que el Gobierno está dispuesto a negociar en tiempo y forma la Ley de Presupuestos de 2019. En su respuesta, Díaz volvió a mostrar su querencia por los cerros de Úbeda y ahí quedó todo: si guarda nueces, las mantiene ocultas.

Blindar la educación

Izquierda Unida y Podemos parece que habían coordinado sus intervenciones, algo que la presidenta Díaz suele reprocharles aunque lo raro sería que no lo hicieran teniendo en cuenta el compromiso de Antonio Maíllo y Teresa Rodríguez en materializar una confluencia que, por cierto, se está haciendo esperar más de lo debido.

El líder de IU atacó por la educación para pedir más dinero. Desempolvó una iniciativa legislativa conjunta de IU y Podemos de hace varios meses ante la que los socialistas han decidido hacerse los suecos: blindar por ley el presupuesto educativo para que no sea en ningún caso inferior al 5 por ciento del PIB andaluz.

Ciertamente, ambos grupos han ‘resucitado’ la proposición aprovechando la ocasión de oro que les dio el Grupo Socialista del Congreso al levantarse de la mesa de la educación por negarse el Gobierno a garantizar ese mismo 5 por ciento del PIB que ellos reclamaban en Andalucía, pero ese sentido de la oportunidad no es pecado en política; más bien todo lo contrario. En todo caso, para el Ejecutivo andaluz es una iniciativa embarazosa ya que lo enfrenta a sus propias contradicciones orgánicas pero también programáticas: razón de más para que Maíllo y Rodríguez no vayan a olvidarse del tema así como así.

Pensiones y publicidad

Por su parte, Teresa Rodríguez ha dado la impresión este jueves de estar menos inspirada que en otras ocasiones. Sus reproches a Díaz han sido los ya conocidos, pero su interpelación era muy concreta: que la Junta incremente en cinco millones de euros la partida del complemento a las pensiones no contributivas, que cobran 107.000 andaluces.

Díaz se defendió quejándose de que su oponente trajera a la Cámara un asunto del Pacto de Toledo y del Congreso de los Diputados, Rodríguez contraatacó diciéndole que gastara menos en publicidad institucional y más en los pensionistas y la presidenta replicó primero diciendo que ya estaba bien de demagogia y después anunciando una ley para vincular al IPC el incremento de la partida con que la Junta complementa las pensiones no contributivas.

La mina de la sanidad

En su turno, el presidente del PP, Juanma Moreno, volvió de nuevo con la sanidad, que se ha convertido en pieza clave de la estrategia de desgaste del Gobierno por la formación conservadora. Moreno sostuvo que un médico andaluz gana 9.000 euros menos al año que uno extremeño y Díaz le contestó que no eran 9.000 sino 900.

Los profesionales andaluces se están yendo a Murcia y a Portugal, alertó el líder del PP, que también anunció que no descansaría hasta conseguir su objetivo. Pues bien, le replicó la presidenta con sorna, no descanse hasta convencer al Gobierno de su partido que le dé a Andalucía los 4.000 millones de euros que perdemos cada año con el modelo de financiación autonómica.

Al igual que Izquierda Unida y Podemos con la educación, el PP ha creído encontrar en las debilidades de la sanidad pública una mina de oro de la que puede obtener grandes rendimientos electorales. La veta de la equiparación salarial promete mucho.